NUESTRO SEMANARIO

Pronto cumplirán seis años que  EL OBRERO BALEAR viene publicándose semana tras semana, sin que uno sólo de sus números haya tenido que interrumpirse, no obstante las muchas dificultades y contratiempos que de un lado y de otro han venido oponiéndose a su desenvolvimiento.

Durante ese lapso de tiempo, nuestro semanario ha llevado siempre la voz del trabajo contra las injusticias capitalistas; ha procurado difundir las ideas de emancipación obrera contra las de privilegio y opresión burguesa; ha sostenido, a medida del alcance intelectual de sus redactores, cuantas campañas han demandado las circunstancias, ya contra abusos de las autoridades, ya contra negligencias en la administración municipal o por otras causas que hayamos estimado de interés para la clase trabajadora y para el progreso en general.

Tres veces ha sido denunciado a los tribunales, procesando cada vez a su director compañero Roca, (excepto una que por ir firmado el escrito denunciado, se procesó a su autor compañero Amengual), sin que esto haya logrado jamás abatir ni siquiera entibiar los ánimos de los redactores ni de la Agrupación Socialista, que es la propietaria del periódico.

Pero después de seis años de continua lucha, de batallar incesantemente por la causa de los explotados, de esfuerzo interrumpido impropio de un puñado insignificantísimo de obreros que no tienen más principio de instrucción que su voluntad, después de todo esto, ¡doloroso es confesarlo!, nuestro semanario atraviesa una situación económica muy crítica, de la que será difícil salir. Y sería sensible, muy sensible que después de tanto tiempo de lucha contra los sostenedores de la injusticia social, enemigo fuerte en todos conceptos pero que jamás hízonos rendir bandera en el combate, tuviéramos que hacerlo ahora suspendiendo la publicación del periódico, por faltar a éste el calor de aquellos por quienes combate, por no hacer caso los trabajadores de Palma, del único baluarte en la prensa que defiende sus intereses.

La principal causa de la crisis del OBRERO es debido a que son muchos los que tienen voluntad en leerlo y pocos los que lo tienen en el pago de su suscripción; y esto, como es natural, es una dificultad para la marcha y sostenimiento del mismo, pues el dueño de la imprenta no lo imprime de balde, ni el Delegado de Hacienda se niega a cobrar los trimestres de contribución. Los únicos que nada cobrar, (como no sea alguna sinsabor o desdén de los mismos trabajadores), son los que escriben y redactan, robando horas al descanso y al recreo y haciendo un esfuerzo intelectual muy superior a sus fuerzas.

Que la labor de redacción del periódico es incompleta, que su forma literaria y gramatical esta llena de incorrecciones, que no es un periódico de encarnizada batalla como por ejemplo La Lucha de Clases, La Aurora Social o Solidaridad, no hay duda que esto es cierto. Sobre estos extremos debería la Agrupación Socialista fijar su atención y hacer un detenido estudio; pues si queremos evitar que el periódico desaparezca (y a ello nos obliga nuestro deber de socialistas) debemos organizar un cuerpo de redacción compuesto de compañeros que no se dediquen a otros trabajos más que a los de escribir y redactar, pues dado el escaso número de afiliados que pueden dedicarse a éste trabajo y dada su más escasa aún capacidad intelectual, se hace necesario que los nombrados para escribir, estén libres por completo de las ocupaciones que hoy tienen en la Agrupación y en las Sociedades de resistencia, ¿Cómo puede, por ejemplo, el presidente de la Agrupación cumplir con el deber que le impone este cargo, desempeñar otro en su Sociedad de oficio y escribir un artículo semanal para “El Obrero”.

Esto es imposible. Para escribir a un periódico del carácter del nuestro, se necesita leer la prensa obrera y burguesa, pensar lo que se ha de escribir, coordinar el pensamiento, darle forma agradable y hacer el escrito. Claro está que para un intelectual que tiene el oficio de escribir esto significa un esfuerzo pequeño, pero para los que como nosotros no se nos ha enseñado más que a dar golpes con el martillo sobre el yunque o sobre el zapato, cuya tarea estamos realizando todos los días desde que amanece hasta la puesta del sol, para nosotros si que representa un trabajo grande, colosal, incapaz de ser comprendido por todos aquellos compañeros que aún no se han arriesgado, siquiera por ensayo, a emborronar cuartillas.

La vida y prosperidad de nuestro semanario depende del mayor número posible de suscriptores y del exacto cumplimiento de estos en el pago, pero es indudable que para conseguir esto precisa que el trabajo de nuestras plumas, aunque modestas y el de nuestros cerebros en lo posible aunque pequeños, sustituya al que vienen realizando las tijeras.

Recapaciten bien sobre todo lo expuesto los afiliados y verán como mediante un común esfuerzo y siguiendo por la senda brevemente trazada, lograremos el reflorecimiento de nuestro semanario, necesario a toda costa para el engrandecimiento de nuestro Partido y la prosperidad de nuestras ideas.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 303, 15 de septiembre de 1906