1923 – Después de la huelga de albañiles – Ignacio Ferretjans

 

A propósito de un manifiesto publicado por el comité de huelga y de unas frases que yo pronuncié en el mitin del Teatro Balear (que mantengo íntegras) los elementos de la Casa del Pueblo que actúan en la sombra, han emprendido una campaña feroz contra mi persona que no dará más resultado que acrecentar el aborrecimiento que siente la clase obrera consciente por aquella mansión de triste historia.

 

A mi me han elegido por blanco de esta campaña. Lo esperaba. Lo que deben haber olvidado mis detractores que a mi nunca me ha hecho falta energía para hacer frente al ataque de los de arriba y a los insultos de los monomaniacos de abajo.

 

Si esa campaña no fuese una sarta de insultos personales efectos del espíritu de venganza no rehusaría la polémica.

 

Se han atrevido mis detractores, a amenazarme con aplicarme un correctivo. ¡Pobres de espíritu! No he creído nunca capaces, a los del Concilio de Amburgo, (sic) de aplicar un correctivo a nadie. Ni les considero con autoridad suficiente para hacer crítica en el terreno de las ideas ni mucho menos en el de la personaliad.

 

Lo que tengo que manifestar, aunque les pese (y se les pesa que lo echen) que la actitud observada por los del Trabajo en la huelga de albañiles no merece otro calificativo que los ya publicados. Aquí y en todas partes del globo al que no secunda una huelga que tiene por objeto defender la dignidad y los intereses de un gremio le llaman un esquirol; al que trabaja después de declarada la huelga guardado por la guardia civil le llaman un traidor; al que se mofa y se regocija mientras los esbirros del capitalismo persiguen a los camaradas más significados le llaman un canalla; y, como da el caso de que los del “Trabajo” no secundaron la huelga (gesto sublime de los obreros con vergüenza) y fueron guardados por la guardia civil, y se regocijaron al ver que los detenidos eran conducidos al juzgado, es pues, por ese caso que han conseguido hacerse acreedores a tan gustosos como merecidos calificativos.

 

¿Para qué continuar? Dejemos a los sistematizadotes de la calumnia que lancen bilis en “El Obrero Balear”. Nosotros continuaremos nuestra marcha, suponiendo que lo ocurrido no ha sido más que ladridos de perros que nunca llegan a morder.

 

Ignacio Ferretjans

  

   CULTURA OBRERA nº 206

   28 de Julio de 1923