Bombardeo quinto

Memoria Civil, núm. 14, Baleares, 6  abril 1986

P. Andrés de Palma

 

Día 28 (martes) Sta. Catalina Thomás

Poco antes de las doce, volaron sobre Palma dos hidroaviones enemigos. Los aviadores arrojaron varias bombas, algunas de las cuales cayeron sobre los aleros de diferentes casas, causando desperfectos, y las restantes en la vía pública. Estas últimas causaron varias víctimas entre pacíficos transeuntes, además de la rotura de cristales en varias tiendas situadas en el Pas d'En Quint y en la calle de la Galera, en los "Calzados Minerva". La ruptura de cristales contribuyó a aumentar el número de heridos. Aunque sin tan lamentables consecuencias cayeron otras bombas en las calles de San Miguel, Vila, Harina, Plaza del Olivar y Garage Bibiloni.

Las víctimas entre las cuales había varias mujeres fueron recogidas por camilleros de la Cruz Roja que las trasladaron unas a sus domicilios y las otras al Hospital.

Por la tarde voló sobre Palma otro avión enemigo que sin arrojar bomba alguna se limitó a dar una vuelta sobre la ciudad, a gran altura.

Por idénticas razones el gobernador civil, señor García Ruíz, pronunció ante el micrófono las siguientes palabras:

Las dolorosas bajas sufridas por el bombardeo de que ha sido objeto Palma esta mañana me obligan a reiterar las instrucciones que ya dí cuando el primer bombardeo. Es preciso que todos, al darse cuenta de la proximidad de los aviones, se pongan a cubierto de las proyecciones producidas por las explosiones que son las que hoy han causado las dolorosas bajas que tanto lamentamos. Si hay un sótano próximo en él deben resguardarse y cuando no, basta en los pisos inferiores.

Es posible que sigan visitándonos para sembrar la alarma, ya que éste es el fin que persiguen; sobre todo si con nuestra imprudencia favorecemos su objetivo: pero por ahora (quizás bien pronto pueda deciros otra cosa) no hay más que resguardarse en la forma dicha y tener en cuenta que la lucha es la vida o muerte, que el enemigo cuenta como principal arma con la cobardía de muchos malos españoles y que es preciso, que todos los que quieran defender España del caos en que la quieren sumir nuestros enemigos, cooperemos con todas nuestras fuerzas al santo fin que perseguimos y al que hemos de llegar.

Entre los papeluchos, tan poco recomendables, lanzados por los hidroaviones rojos figuraba El Diluvio (Barcelona-28 de julio). Llegó uno a mis manos el 29 en Son Monserrat (Petra). Estaba lleno de improperios contra Gil Robles, Lerroux y don Juan March, lamentándose en los millones invertidos en 

los procedimientos salvadores de España. También se hacía eco El Diluvio. aunque no en la misma forma que Radio Barcelona de la patraña de que el Prelado mallorquín había huído de la isla en un yate francés, llevándose todas las joyas y oro de las iglesias de Mallorca incluso el de la Catedral.

Contra March también increpaba Solidaridad Obrera del 26 del mismo mes.

P. Andrés de Palma. Mallorca en guerra contra el marxismo. Palma, 1936

La calle Brossa, una de las bombardeadas este día

¡¡¡FALSO!!!

Como una prueba más de las falsedades e insidias que expande a todos los vientos la Radio de Barcelona, hemos de recoger que anoche fue oída en esta capital la enorme mentira radiada por aquella estación de el Exmo. Sr. Obispo de esta diócesis había huído de Palma, a bordo de un yate de recreo, llevándose consigo todo el tesoro de nuestra Iglesia Catedral.

A todos los palmesanos les consta la falsedad inmensa que encierra semejante absurdo y no creemos sea necesario repetir una vez más el apóstrofe brando todavóa de ¡MENTIRA!

Pero conviene consignemos por enésima vez que mediante tales falsedades tan bajas insidias lo único que logran los que de ello se valen es de descender todavía a nivel más bajo el ya escasísimo crédito que se pudiera prestar a sus informaciones.

EL DIA, 29 de julio de 1936