LA INTERNACIONAL Y LA GUERRA
EL PARTIDO INDEPENDIENTE DEL TRABAJO
El “Indepenent Labour Party” de Inglaterra, ha
publicado en estos días el siguiente manifiesto
interesantísimo.
Ha sido seriamente denunciado hace mucho tiempo,
por el Partido Independiente del Trabajo,
que las políticas diplomáticas seguidas por los
gobernantes europeos, incluso el nuestro propio,
y que nos hacia sufrir la fuerza de armamentos
crueles, conduciría inevitablemente a la guerra
universal o a la universal bancarrota; o ambas
cosas. Esta predicción, basada en hechos y
tendencias, ha sido demasiado rápida y
trágicamente colmada.
La causa de la guerra
En ves de esforzarse en unir a Europa en una
federación de Estados, que contribuyera
juntamente a la paz, la diplomacia a tendido
deliberadamente a dividir Europa en dos campos
armados y antagónicos; la Triple Entente
y la Triple Alianza.
La diplomacia ha sido subterránea, secreta,
falsa, procurando cada potencia, por todas las
estratagemas, situarse mejor que su vecino. Los
diplomatas han desencadenado verdaderamente el
viento de celos, decepciones y desconfianzas.
Cada Estado a su vez, latamente, por medio de la
influencia de su Prensa nacionalista, ha ido
imprimiendo el terror pánico. Cada Estado ha
procurado sobrepujar a los demás Estados en la
extensión y suntuosidad de su maquinaria
guerrera. Los intereses de los poderosos
armamentos han desempeñado su siniestro papel
para que aquellos recojan la rica cosecha
después del estrago y la muerte. Cuando todo
esto se ha estado haciendo, cualquier chispazo
tenía que suscitar una conflagración como la
presente.
Es difícil y quizá fútil, intentar repartir en
este momento la exacta proporción de
responsabilidad y censura que cabe a las
distintas naciones. En justicia, tan erróneo es
decir que la política inglesa ha sido
completamente blanca y la política alemana
completamente negra, como decir que la política
alemana ha sido enteramente recta y enteramente
torcida la política británica. La simple falta
de discernimiento de la gente, en ambos países,
puede aceptar sin reservas una u otra de estas
alternativas; pero, como enseña la experiencia
del pasado, la Historia hará un relato distinto.
Diplomacia secreta
Ahora sir Edward Grey publica su “Libro
Blanco” para probar que Alemania es la
agresora, así como Alemania publica su “Libro
Blanco” para probar que la agresora es
Rusia, y Rusia hace lo mismo para probar que la
agresora es Austria. Sin embargo, aunque
admitamos la letra del “Libro Blanco”
inglés, lo más amplio de la acusación queda en
pie. Confesemos que en los días que precedieron
inmediatamente a la guerra, sir Edward Grey
trabajó por la paz. Es demasiado tarde. Durante
varios años, juntamente con otros diplomatas, se
ahondó él mismo el abismo, y un prudente
conductor de la nave del Estado (“Statesmanship”)
hubiera previsto y evitado el resultado
evidente.
No fue la cuestión servia ni la cuestión belga
lo que arrojó a esta nación en la lucha
mortífera. La Gran Bretaña no hacer la guerra
por la causa de las nacionalidades oprimidas o
la neutralidad belga. Aunque la neutralidad de
Bélgica no hubiese sido injustamente violada por
Alemania, nosotros hubiéramos sido arrastrados.
Si Francia, desconfiando de los derechos de los
Tratados, hubiera invadido Bélgica para
adelantarse a Alemania, ¿quién piensa que
nosotros hubiéramos roto las hostilidades contra
Francia? A espaldas del Parlamento y del pueblo
el Ministerio de Negocios Extranjeros inglés
tuvo inteligencias secretas con Francia, negando
su existencia cuando se le acusaba. Por esto es
por lo que este país está ahora de lleno en la
roja ruina y en el empobrecimiento de la guerra.
Tratados y concordias han arrojado a la
republicana Francia bajo las plantas de la
despótica Rusia, y a Inglaterra bajo las plantas
de Francia. En su tiempo todo esto será puesto
en claro y los responsables serán llamados a
rendir cuentas.
No deseamos ni el engrandecimiento del
militarismo alemán ni el del militarismo ruso;
pero el peligro está en que esta guerra
promoverá el uno o el otro. Inglaterra se ha
colocado detrás de Rusia, la más reaccionaria,
corrompida y opresora potencia de Europa. Si se
permite a Rusia satisfacer sus ambiciones
territoriales y extender su imperio cosaco, la
civilización y la democracia estarán gravemente
comprometidas. ¿Para esto es para lo que
Inglaterra ha sacado la espada?
Decenas de miles de trabajadores compañeros
nuestros, están en el frente de la batalla, no
sabiendo si quedarán allí para siempre. Ya han
caído muchos, y pronto la lista de los muertos
subirá de modo espantoso y los heridos yacerán
sufriendo en los campos de batalla, en las
cubiertas de los barcos y en los hospitales.
Entre los que están bravamente arrostrando este
destino hay muchos de nuestros camaradas
socialistas, que sirven en las fuerzas
regulares, las reservas o las territoriales. No
es menos terrible la posición de las mujeres y
los hijos en el hogar que dependía de los que
están bajo las armas y los innumerables
trabajadores y sus familias que están sumidos en
la falta de trabajo y en el despido a causa de
la guerra. Un esfuerzo casi inconcebible –aunque
se sostenga una alimentación suficiente de país-
será el prevenir una espantosa indigencia entre
ellos.
Nuestros camaradas los trabajadores alemanes
Y lo que es evidente en cuanto a los soldados y
los trabajadores y sus familias en nuestro
propio país, no es menos cierto en cuanto a los
de Francia, Alemania, Bélgica y otras tierras.
¿No es un deber que recordemos esto?
Para nosotros, que somos socialistas, los
trabajadores de Alemania y Austria, no menos que
los trabajadores de Francia y Rusia, son
camaradas y hermanos; en esta hora de carnicería
y eclipse tenemos amistad y compasión para todas
las víctimas del militarismo. Estamos prontos a
defender nuestra nacionalidad e intendencia, que
nos son queridas; pero no podemos regocijarnos
con la matanza organizada de decenas de miles de
trabajadores de otras tierras que van a matar y
a ser muertos bajo el mando de gobernantes para
quienes el pueblo es un juguete.
La conflagración guerrera envuelve a Europa;
hasta el último momento hemos trabajado para
evitar el incendio. La nación debe ahora estar
prevenida para una intervención efectiva en la
primera oportunidad.
Así como para el futuro debemos empezar a
preparar nuestras mentes para las difíciles y
peligrosas complicaciones que surgirán a la
conclusión de la guerra.
El pueblo debe, en todas partes, oponerse a tal
agresión territorial y nacional humillación que
allane el camino a nuevas guerras, y por toda
Europa los trabajadores deben hacer presión para
una franca y honrada política diplomática,
vigilada por ellos mismos, para la supresión del
militarismo y el establecimiento de los Estados
Unidos de Europa, avanzando de este modo hacia
la paz del mundo. Si no toma Europa este camino
después de la presente calamidad, estará todavía
más sujeta a la abrumadora dominación del
militarismo y expuesta a ser empapada en sangre.
El Socialismo triunfará
Hemos dicho que el Socialismo internacional está
muerto, que todos nuestros ideales y nuestras
esperanzas habían sido consumidos por el fuego y
la pestilencia de la guerra europea. No es
exacto.
Por encima de las tinieblas y del abismo
saludamos a nuestras compañeras, las clases
trabajadoras de todos los países. A través del
bramar de los fusiles enviamos nuestras
simpatías y nuestros saludos a los socialistas
alemanes. Ellos han trabajado incesantemente por
mantener buenas relaciones con Inglaterra, así
como nosotros con Alemania. Ellos no son
enemigos nuestros, sino amigos leales.
En la compulsión de este espantoso crimen sobre
las naciones, son los gobernantes, los
diplomátas, los militaristas, quienes han
firmado su sentencia. Entre desgarramientos,
sangre y amarguras nacerá la Democracia más
grande. Con fe sólida saludamos el provenir;
nuestra causa es sagrada e imperecedera, y el
trabajo de nuestro brazos no ha sido en vano.
¡Viva la Libertad y la Fraternidad!
¡Viva el Socialismo Internacional
El Consejo nacional del Independent Labour Party
Núm. 658, 19 de septiembre de 1914
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL I MALLORCA
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