El revolucionarismo de la gran guerra
Y, la guerra europea vino, el año 1914 se
presentó acompañada de su fúnebre cortejo de
hambre, miseria y desolación, y desde entonces
¿cuántas revoluciones no ha registrado la
historia?
La profecía de
Jaurés se ha cumplido, desde entonces hemos
presenciado la revolución que terminó con el
despótico reinado del rey Constantino de Grecia,
hemos presenciado la revolución que terminó con
los zares de Rusia, desde entonces hemos
presenciado las revoluciones del hambre en
Alemania y Austria, hemos finalmente presenciado
dos conatos de revolución en Portugal.
Y aquí en España ….. pero ¿a que decir lo que
todos sabemos? Sólo debo hacer una advertencia:
estoy plenamente convencido de que el origen de
todos los malestares por los que atraviesa
España son debidos a la guerra. Sí, la guerra ha
hecho despertar al pueblo español del letargo en
que estaba sumido y le ha hecho comprender que
también él tenía derecho a llenar una página en
la historia. Esta guerra que ha llevado la
inquietud y la zozobra a todos los corazones le
ha llevado también al corazón del pueblo
español, haciéndole ver que con la guerra se
inicia un movimiento de destrucción de todo lo
viejo, un movimiento renovador, el mayor que la
historia ha registrado……………….
Y a continuación escribía
Juan Jaurés: «como puede también, por efecto
de un largo período de crisis de furiosa
contrarrevolución, de nacionalismo exasperado,
de odiosa dictadura, de extremado militarismo,
originarse una larga cadena de terribles
violencias, de odios bajos y de tiránicas
represalias» Diríase que al escribir esto veía
Jaurés en el espejo del porvenir, pues
precisamente esto es lo que ha sucedido y está
sucediendo en Rusia, allí por efecto de la
contrarrevolución de
Lenine y
Trotsky ha surgido el nacionalismo
exasperado, apoyado y fomentado por el gobierno
de alemán, y lo que es aún peor, aquellos
hombres queriendo ser los más libertarios han
caído en la odiosa dictadura de que nos habla
Jaurés. Si cuando los revolucionarios rusos
derribaron el imperio de los zares destruyendo,
por lo tanto, el reinado de la tiranía y de la
opresión, hubiesen seguido la senda que les
marcó
Kerensky no haciendo caso de los
contrarrevolucionarios, hoy sería Rusia una
nación libre y fuerte, en el sentido moral, hoy
el mundo no vería con horror, el trágico fin de
Rusia que está presenciando.
Cuando a un niño de corta edad le dejamos en
completa libertad, sin siquiera vigilar sus
actos, y este niño juega con todo lo que tiene
al alcance, ¿qué ocurre? Que el niño provoca una
catástrofe.
Lo mismo ha ocurrido al pueblo ruso, que
semejante a un tierno niño, ha jugado demasiado
con su libertad y ha provocado la honda crisis
que estamos presenciando ¿Quién es el culpable?
Indudablemente los contrarrevolucionarios que no
han ocultado que recibían dinero de Alemania
para llevar a cabo su obra destructora de la
libertad que un pueblo se había ganado
derribando a su tirano.
Destructora de su libertad, si, porque ahora
será el militarismo alemán el que va a gobernar
en Rusia, si no surge un nuevo
Kerensky que aprovechando la circunstancia
de que algunos pueblos haya tomado las armas
contra los invasores alemanes y apoyado por los
ejércitos del Mikado japonés, reconstruya la
república Socialista que había establecido aquel
hombre de férrea voluntad que supo derribar el
régimen odioso de los zares……………..
Ojala que de la guerra surgiera una revolución
que implantara de una vez los ideales de la
igualdad que los socialistas sustentamos, que
derribaran de una vez todas las viejas
oligarquías y todas las caducas ideas. Y es muy
posible que así sea, porque la guerra actual no
es ninguna guerra de nación a nación ni una
guerra de interés, es algo más grande, más
sagrado, que hace que la miremos con simpatía
los mismos socialistas, es una guerra de
métodos, y aún de ideas; es una guerra de las
ideas democráticas encarnadas en las naciones
aliadas contra las ideas autocráticas y
despóticas que representan los imperios
centrales. Desgraciados de los pueblos si
venciera la autocracia imperialista, porque así
como España tardó 8 siglos en derribar el yugo
árabe, así los pueblos necesitarían muchos años,
quizá siglos para volver a libertarse de la
opresión y tiranía que representan el
imperialismo alemán, el despotismo católico de
Austria, el zarismo de Bulgaria y la cien veces
odiosa y fanática tiranía de los musulmanes.
Así como veneramos a aquellos trece mil hombres,
mujeres y niños que el sanguinario
Thiers fusiló después de la caída de la
Comune , así veneraríamos a los millones
de hombres que han caído en el campo de batalla
desde agosto de 1914, si la guerra que estamos
presenciando fuera causa de que la gran
revolución social se llevara a cabo.
Porque, lo mismo que aquellos ciudadanos muertos
representan la fecha en que se libró la gran
batalla social, y en que regaron con su sangre
los cimientos de los ideales socialistas, así
estos millones de soldados muertos habrían
marcado con huella indeleble el supremo momento
en que se resolviera el eterno problema.
Esperemos pues, y preparémonos para cuando
llegue el momento de resolver para siempre este
problema cuya resolución nos hemos impuesto los
socialistas: La lucha de clases.
Alberto F. Pérez
Barcelona, abril, 1918
Núm 846, 26 de abril de 1918
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL I MALLORCA
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