CONFERENC IA

Dad en el Centro Obrero de Palma el 13 de mayo de este año por el compañero Jaime Bauzá cuyo tema fue el siguiente

Consideraciones sobre la táctica

de las

SOCIEDADES DE RESISTENCIA

Compañeros: Puesto en el trance de dar una conferencia, no por petulancia ni por sentirme conferenciante, porque, además de ser esto ridículo, sería vana tontería, mejor dicho, “guardar puercos en mi tierra”, como dice el hidalgo Don Quijote.

Reconozco la autoridad y competencia de los hombres del saber que me han precedido en esta clase de actos, que vienen celebrándose en esta Federación; conociéndome a mi mismo, se que no me puedo proponer lo que estos señores; esto es, dar una conferencia. No obstante, mis deseos de exponer mi opinión, hace que tenga el atrevimiento de querer molestar vuestra atenciñon aunque sean breves instantes.

Por lo tanto, perdónenme éste, y la forma poco correcta e hilvanización, teniendo en cuenta que solo me propongo expresar un concepto sobre la táctica a seguir por las Sociedades de resistencia.

La estructura de la Sociedad capitalista de hoy nos coloca a patronos y obreros a defender, cada cual de los dos bandos, intereses completamente antagónicos unos a otros, he aquí, por esta causa la lucha de clases y como consecuencia de ella las huelgas.

A mi entender la huelga no es la única consecuencia del modo de ser de la actual Sociedad, pero, por cuestión de orden, conviene limitarnos a tratar de ésta, como también dejar por sentado que si bien la huelga es determinismo fatal del régimen burgués, no por esto el mismo determina el método a seguir en ella, tanto es así que son varios los que se le aplican.

La táctica empleada hasta aquí por la institución obrera “La Unión General de Trabajadores de España”, la más importante de nuestro país, es la que creo deben imitar las entidades societarias de esta localidad, si quieren ir por buen camino, en vez de ir por senderos extraviados y muy poco seguros. Al empezar hablar sobre lo que es esta confederación, conviene hacer constar en contestación a lo que vienen sosteniendo con mucha frecuencia los elementos que no simpatizan con ella, que si bien su marcha es lenta, sus progresos son bien comentados y seguros; lo que no sucede con muchas de las organizaciones de distinto credo que el de la Unión General, y que si es algo deficiente, no es debido a su reglamentación, sino al atraso y empobrecimiento industrial de nuestro país; pero si podemos afirmar, que con deficiencias y todo no hay otra en España que la iguale:

Vamos a demostrarlo:

Fundada en agosto de 1888, a los tres meses pertenecían a ella 3.335 individuos; podríamos hacer mención de los progresos de semestre en semestre que desde aquella fecha hasta la actualidad se han realizado en este organismo, pero me temo que sería mayor el cansancio que originaría la lectura de tantas cifras que la importancia del detalle. Nos bastará indicar el total de las fuerzas que actualmente compone la Unión. Son 85.000 los obreros a ella adheridos, y ahora pregunto a pesar de las altas y bajas bruscamente experimentadas debido al medio embrionario en que se desenvuelve todo organismo obrero en España, sea del carácter que fuese, y a múltiples causas, por ejemplo: la emigración, la principal de ellas, que depende como llevamos dicho de la pobreza de la Industria y Agricultura de nuestra nación. ¿Podrá nadie citar a entidad semejante en España, que conste de 85.000 afiliados y que haya la disciplina y formalidad en las cotizaciones de la “Unión General de Trabajadores?

La cuota que le abonan por trimestre sus federados es de cinco céntimos, más 10 céntimos semanales cuando existe una huelga reglamentaria, pues no obstante, compañeros, con cantidades tan exiguas, ha podido entender reglamentariamente a huelgas tan costosas, como fueron las de alpargateros de Elche, carpinteros de León, de Valladolid y muchas otras que han pasado por mi memoria y que ahora no recuerda.

Sociedades hay bastantes que no poseen fondo de resistencia no porque no hubieran podido hacer lo propio que la Unión General, sino porque muchas de las cuales abominan de cajas de resistencia, las otras todo su ingreso lo esperan de la cuota voluntaria, sistemas ambos a mi modo de ver desordenados. Por experiencia, de nuestras mismas sociedades, sabemos todos que siendo obligatoria como es la cuota, muchas veces, esta obligación no es cumplida, ¡que no sucedería si a cada cual se le diera la potestad de pagar o no pagar según se viniera en gana! Muchísimas causas contribuyen a que el obrero esté predispuesto a no sacar muchos cuartos de su bolsillo y cuando esto pasa compañeros, ¿no os parece lógico que nos estimulemos por medio del deber? Díganme: ¿qué sociedades han podido realizar grandes empresas con este sistema de cotización? y en cambio veis a la Unión que con el pequeño óbolo constante de todos los trimestres y los céntimos semanales en caso de huelga puede tener personalidad propia, y subvenir a huelgas como las que llevamos dichas, no como estas federaciones , especie de telas de Penélope, debido principalmente a los que os acabo de indicar respecto a la cuota.

Puede que haya a quien le parezca que lo que se consigue con tal método de cotizar es poca cosa, y si bien ha sostenido bastantes huelgas de importancia en relación con las muchas que se suscitan en las mismas sesiones de la Unión, representa casi nada tal sostén, y en consecuencia vea con poco agrado el artículo 17 de los estatutos de dicha entidad, referente a las huelgas, estén asociados a la sección que la declare la mayoría de los individuos del gremio.

Cuente en caja con fondos suficientes para socorrer a sus socios durante dos semanas, y que dicha mayoría pertenezca a la sección desde un año antes, y que no se pretenda entablarla en época de crisis de trabajo; pero es preciso hacer notar que sólo de esta manera se puede subvenir a huelgas reglamentariamente, de no ser así y querer atender a todos los casos de huelga, fueren los que fueren, le pasaría lo que a cualquier sociedad de socorros que pagase a sus afiliados por cualquier futileza, y al presentársele un caso agudo de compromiso reglamentario, tuviera sus fondos agotados. El desequilibrio sobrevendría y sociedad a la porra. Pues en igualdad de circunstancias lo propio le pasaría a la Unión. Y además ¿No es sabido de todos que particularmente, en España, no existen confederaciones, sociedades, o lo que se les quiera decir, que satisfagan ciertos anhelos, esto es, sufragar huelgas con mucha frecuencia por obligación contraída por la entidad misma? Y no tan sólo con tanta frecuencia, sino del modo que lo viene haciendo la Unión? ¡créanme compañeros! No es mucho aventurar que si confederaciones hay no le imitan en cuanto a este punto ni de lejos; porque carecen del método empleado por ella, y de la organización que se desprende de 23 años de continua y perseverante labor societaria de muchas de sus secciones.

Confederaciones hay en España completamente opuesta a la “Unión General de Trabajadores” en cuanto a la manera de cotizar expresada, pues cada cual cotiza lo que bien le parece, dando por resultado el tener que apelar a la solidaridad como arma alusiva, y si el movimiento es de cierta magnitud no importa decir que con tal procedimiento no se obtiene lo que con la cuota obligada

(continuará)

EL OBRERO BALEAR

Núm. 482, 10 de junio de 1911

CONFERENC IA

Dad en el Centro Obrero de Palma el 13 de mayo de este año por el compañero Jaime Bauzá cuyo tema fue el siguiente

Consideraciones sobre la táctica

de las

SOCIEDADES DE RESISTENCIA

(continuación)

Conviene hacer constar, por si algún compañero lo llevara confundido, que esta reglamentación no impide que las secciones a la Unión adheridas, puedan declarar libremente todas las huelgas que crean necesarias, pero no obstante, como este otro aspecto se complementa con el reglamento mencionado, podremos ver que las secciones que más carácter dan a la Unión General, si bien se ven en el caso de declarar huelgas que están fuera del Reglamento para ser socorridas, son particularmente pero si las que cuentan con más medios para aguantar los movimientos huelguísticos. Verdad es que las secciones de que hablo llevan también mucho tiempo de existencia; pero, por ejemplo, si damos una mirada a la organización obrera de la Región Catalana veremos que hay sociedades que al fundarse por primera vez, lo hicieron en fecha tan remota como las más significadas de la Unión. Y que si no han podido encontrarse nunca en el mismo nivel, es por no haber seguido la táctica aconsejada por la Unión. En los casos de huelga voluntaria, pongamos por comparación: La Unión dice a los trabajadores que antes de declarar movimiento por voluntad propia se organicen, organicen y organicen, pues de esta manera, compañeros desconocedores de todo principio societario al ingresar en sus sociedades respectivas, sin mentalidad de ninguna clase, debido a desequilibrios fisiológicos y morales por causa de este odioso régimen y por encontrar más ancho campo esta causa en nuestro país por ser misérrimo en absoluto, se hacen capaces y conocedores de sus derechos, vencen en su permanencia en la organización muchos prejuicios del mismo régimen social aprendidos y que el día de lucha o de movimiento tenían que servirles de obstáculo en impedir éxitos tal vez probables. Por medio de los fondos de resistencia, pueden adquirir ciertos recursos que les puedan servir de acicate en días de paro; notan solo de acicate, sino que cuando hagan una petición a los patronos, estas fuerzas aunque no muy grande, les infundan mayor respeto que no bastantes de nuestros movimientos y cedan en consecuencia a la petición obrera. Como comprenderéis, no quiero con esto pedir una perfección en las organizaciones, fantásticamente soñada; pero, eso si, que coloque a los obreros en situación de contar relativamente con fuerzas para poder luchar con la clase patronal, soy de los que piensan que para vencer a la fuerza, se precisa contar con tanta o más que la que se quiere vencer, como todas las huelgas tienen su carácter especialísimo cada una de ellas por sí, por ser distinto el medio en que se desenvuelven unas de otras, puede que una entidad, sin haber pasado por la fase que os acabo de citar, mañana pueda triunfar en algunos de sus movimientos y en cambio pueda suceder lo contrario, que fracase, una sociedad del espíritu de la Unión General. Pero es preciso que admitamos, por dárnoslo a entender los acontecimientos que ambos casos son completamente excepciones, ya sabemos que la excepción no confirma la regla: pero he aquí, mientras que la Unión encauza de este modo el movimiento obrero las entidades adversas a ella consideran adormecedor el sistema expuesto y el medio de allanar la incapacidad y fortalecerse, creen halarlo en la huelga continua a todo momento, alegando que de esta manera los débiles obreros se tornan en aguerridos soldados de la causa del trabajo, pero como estas luchas tan constantes necesitan de mucho dinero, y hay muy poco, se produce un desequilibrio mayúsculo en la economía del trabajador. Por esta misma causa muchos movimientos de esta índole fracasan y eso se ha logrado con ellos crear fuertes adalides para futuras contiendas, sino por el contrario, ahuyentar y hacer reacios  a la organización a los obreros escarmentados y deprimidos por el perjuicio experimentado. Podremos citar en apoyo de esta aseveración las huelgas de los manteros, carpinteros y otros gremios de esta localidad, alejados por mucho tiempo de nuestra Federación. Como ya hemos dejado sentado la manera como adquieren los recursos esta clase de sociedades resulta que casi todos sus ingresos provienen de la Solidaridad espontánea de los trabajadores, y tanto mejor, si lo que se obtiene es por medio de ésta, pero muchas veces resulta que a lo que se le llama solidaridad, en muchas localidades en donde el principio societario es apneas conocido …

EL OBRERO BALEAR

Núm. 483, 17 de junio de 1911

CONFERENC IA

Dad en el Centro Obrero de Palma el 13 de mayo de este año por el compañero Jaime Bauzá cuyo tema fue el siguiente

Consideraciones sobre la táctica

de las

SOCIEDADES DE RESISTENCIA

(conclusión)

…. a mi ver, es ir a pordiosear, pues muchos que cooperan en algo creen hacer una limosna, claro que para nosotros no es mendigar, pero figúrense, compañeros, ¿qué sacrificio más grande puede haber para nosotros que el de tener que ir a quien nos pone reparos y nos regatea a veces el óbolo que no de muy buena gana se nos otorga por bastante gente, allí donde la organización está poco difundida? ¡que contraste más horrible el de que una entidad acuda a la huelga para reivindicar la dignidad mancillada y los medios para llevar a cabo tal cosa, tengan que ser los que acabamos de indicar¿ por esto es, que creo solo debemos fiar en el producto de nuestras cotizaciones y la Solidaridad que nos puedan prestar las sociedades semejantes. En una palabra, con fuerzas propias y en la mesura de nuestros actos, nada de huelgas troche y moche sin ton ni son, especie de bullangas que matan toda energía societaria, tan pronto nacida como muerta, y si creéis apasionamiento en lo que os digo, basta os fijéis en el movimiento obrero de Madrid y Barcelona, y no os será difícil apreciar que mientras en Madrid, como consecuencia de la táctica seguida allí en cuanto a las huelgas y movimiento obrero todo, (que yo os recomiendo), cuentan con una organización seria, potente y fecunda que les da propia personalidad. En Barcelona, no obstante, con ser mucho más intenso y mayor su industrialismo, se está muy por debajo en fuerza y organización, todo por no haber habido un poquito de disciplina y preparación en sus luchas con el Capital.

El haberse entregado tan a menudo a la desbandada ha hecho que tan pronto sus asociaciones han tomado un poco de incremento, esta misma táctica las haya desmoronado en muchas ocasiones casi por completo. ¡Cuantas energías preciosas, gastadas se hubieran podido ahorrar, imitando a la casi totalidad de las sociedades obreras de Madrid que son el prototipo de la Unión General tal vez objetéis, compañeros, que los resultados sacados por los barceloneses han sido mayores que los de Madrid. ¡No lo creáis! ¡Con tristeza debemos confesarlo! Mientras que el obrero madrileño ha obtenido bastante aumento en su salario, debido a la concienzuda, seria y perseverante que es la organización de allí, en Barcelona, en sus movimientos y violencias tan inútiles como peligrosas, van muy a la zaga en cuanto a mejoras a los de la capital de España. Los hechos nos lo demuestran. Más bien el mismo elemento catalán nos da la razón; habréis notado muy bien que allá por los años 900 a 903, los movimiento huelguísticos se suscitaban en mucho mayor número que ahora; muy particularmente los generales. Y si este año pasado han tenido en los conflictos habidos un poco más de espera, ¿qué prueba esto? Que este sino fatal que llamamos experiencia, por necesidad a inconscientemente ha obrado en los citados elementos y se han sentido equivocados. ¿Y es preciso también, compañeros, que, para acertar en esta cuestión, haya de ser después de habernos dado con la badilla en los nudillos? No, creo que aunque poca mentalidad, tendremos la suficiente para razonar sobre lo dicho en estos últimos párrafos, y en consecuencia preveer.

Otro aspecto, no citado, ofrece el funcionamiento de la Unión General de Trabajadores de España.

Este es el Político:

Muchos de los obreros que pertenecen a la Unión sienten animadversión contra la política, sentimiento muy natural, y más todavía cuando no distinguen la Política de clase, obrera, de la burguesa. Acostumbrados a no ver más que inmoralidades, chanchullos, arbitrariedades y poco carácter de casi todos los Políticos burgueses y que después de haberse servido de los trabajadores, y haber conseguido poder a expensas de ellos mismos lo emplean para explotarles en todos los terrenos.

Necesario es que nos cercioremos de lo que es nuestra política, para después de conocerla poder juzgarla con conocimiento de causa y sin perjuicios. Esta misma clase obrera que abomina de la política sin darse cuenta en muchos casos, se sirve de ella. ¿No es un acto esencialmente político el Primero de Mayo pidiendo a los Poderes Públicos que legislen en el sentido de limitar la jornada de trabajo? ¿No lo es que se pida el abaratamiento de las subsistencias, para pedir una legislación también en lo que atañe al trabajo de las minas? ¿Y otra como acaba de pedirse, concerniente al trabajo nocturno de la mujer? sin embargo, los compañeros que detestan de la Política, (no todos), pero muchos se adhieren a esta misma clase de peticiones; por esta misma razón, creo con buena lógica no pueden maldecir de la Política de clase por ellos mismos secundada. ¿No hemos visto aquí en Palma interesas al Diputado obrero para que clamase contra las fechorías de las autoridades con motivo de la huelga de curtidores? Pues los que prestan calor a que se lleven a cabo estas interpelaciones, no les asiste la razón si después de esto se deshacen contra esta misma política.

El Sindicalismo, tan opuesto sistemáticamente a la clase de política de que hablamos, se le ve decrecer por momentos, porque los obreros, por muchísimas partes del Mundo, han comprendido que de esgrimir esta arma, sería abandonarse de tal manera en manos de la misma burguesía que la fuerza que hoy empleamos para contrarrestarla y poner un poco de freno a sus ambiciones y demasías, serviría para subyugarnos más y más.

Inspirados los obreros por elementos que no tienen nada en común con nuestros intereses, han aprendido que los que hacen Política de clase en todos los cuerpos colegisladores son unos profesionales y que solo buscan el medio personal. Nada más inexacto, bien fácil no es apenas como en Alemania, Italia, Bélgica, Francia, Austria, Holanda etc., etc., la clase obrera, organizada política y económicamente, tienen sus representantes –(por cierto)- en los Parlamentos de estas naciones respectivas que constituyen el temor y la pesadilla más grande de la burguesía.

En Inglaterra, pocos años ha que ha salido a luz el novel  Partido del Trabajo, compuesto de casi todos los elementos de la antigua y poderosísima Confederación Sindical (Las Trades Unions), que después de muchos años de repugnarle esta acción, ha concluido por convencerse y adoptarla.

Bien demostrado quedó en la Conferencia de secretarios de confederaciones obreras, de ambos mundo celebrada hará cosa de dos años en París que la acción económica muy necesaria, tanto o más que la política, era incompleta cuando se desarrollaba por sí sola. Y viceversa cuando ocurría lo propio con la política. En una palabra, que una acción era el complemento de la otra teoría que no pudieron refutar los sindicatos franceses que asistieron a dicha conferencia.

Después de todo lo dicho –(una lata tal vez) como fin de esta exposición de ideas mal coordinadas por causa como ya os he dicho en un principio, de falta de habilidad para ello debo de nuevo hacer constar mi gratitud hacia vosotros por haberme permitido con vuestra atención el darme la satisfacción de exponer así como he sabido, mi modo de pensar sobre el particular. He terminado.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 484, 24 de junio de 1911

 

fideus