1918 –  D. Juan March y los obreros

Ya que en distintas ocasiones hemos combatido y puesto en duda los ofrecimientos del Sr. March, seríamos injustos si hoy al ver confirmadas una de sus ofertas no le otorgáramos el aplauso que merece.

Conste ante todo, que esta manera de expresarnos hoy obedece única y exclusivamente  a que ese señor haya convertido en realidad el ofrecimiento que hizo a las sociedades obreras depositando las 100 mil pesetas para el edificio Casa del Pueblo, añadiendo aun el solar que no quiso ceder el Ayuntamiento, más 5 mil pesetas de los intereses que produzcan las 100 mil interín no esté construido el edificio. Hacemos esta salvedad porque bien sabemos que cualquiera que se permita hacer el más leve elogio del Sr. March, es los suficiente para que muchos con buena o mala intención crean que obedece ello a favores metálicos, y como nosotros de ese señor, a pesar de ser el rey del tabaco, no hemos fumado ni esperamos fumar un solo pitillo, nos conviene a todo trance hacer constar que EL ABUELO siempre fiel a su imparcialidad imprime en todos sus actos la mayor justicia posible.

Y por considerarlo justo, es por lo que no nos abstenemos de aplaudir al señor March y de felicitar a las clases obreras que han merecido de dicho señor una protección tan decidida como desinteresada.

EL ABUELO nº 15

5 de abril de 1918