1920 –  Filipica anarquista – Para que se entere Ferretjans

El que saca a la vindicta pública defectos, reales o imaginario, de semejantes suyos, debería por lo menos tener una moral más lógica y más limpia que la que caracteriza a los vulgares profesionales de la baja crítica.

El periodista o el aspirante a periodista, debe en su función de tal, mostrarse respetable y respetuoso con los que le escuchan, para que, como educador que es de las multitudes, pueda encauzar por buen camino las opiniones del pueblo.

Un periódico como "El Obrero Balear” que se dice defensor de los trabajadores, y titulado socialista, debería mostrar más seriedad en su labor, y sobre todo sería de suma necesidad que los autores que en el exhiben sus firmas fueran conocedores y estuvieran en el pleno dominio de la materia en que se ocupan y esto no tiene lugar en “El Obrero Balear

En el número 946 del citado semanario leo “Revolucionarismo” cuyo autor conocen casi todos mis lectores, y este suelto, como otros del mismo y otros autores, carece de lógica, de razón y para carecer de todo, incluso de falta de sentido común. A ignorancia me huele los alcances del autor de “Revolucionarismo”; habla de socialismo, de sindicalismo, de anarquismo, tres cosas completamente distintas pero que encierran una sola verdad, y esta verdad es la que desconoce el aludido autor, este, y en el principio de su, llamémosle discurso, empieza por decir, pero no hace más que decir, cuando lo que debería hacer era demostrar, que nosotros los anarquistas y sindicalistas no hacemos más que perder el tiempo. ¿Dónde?, ¿en el Parlamento? ¿en el Municipio? Mi amigo Ignacio no está seguro en lo que es el tiempo y en lo que significa el verbo perder, pues bien amigo: el tiempo es la medida de la duración de las cosas, y perder, significa malgastar, desperdiciar, no aprovechar. ¿Se han enterado lo que son estas dos cosas: perder y tiempo? La medida de la duración de las cosas, esto es el tiempo, y las cosas duran hasta que se acaban, como diría Perogrullo, y una de estas cosas que duran hasta que se acaban es el resultado de las diferentes operaciones de manifestación que sufre la cosa, caso o queso, desde su principio en que se deposita la candidatura en la urna hasta que el queso, caso o cosa se coloca en el escaño del Charlamento; y esta máquina electoral que sirve para fabricar quesos habladores que digan muchas otras cosas inútiles ya empieza a ser objeto de sabotaje, que es a lo que está destinado desde hoy, por los obreros que la manejan.

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En “Revolucionarismo”, se habla de hombres que honradamente siguen las doctrinas socialistas. Schedemain, Bauer, Noske y demás socios que en Alemania siguen honradamente las doctrinas socialistas no nos han convencido ni con sus doctrinas ni con su socialismo. Maura, Cierva y demás émulos de la reacción española, también siguen honradamente sus doctrinas, doctrinas de destrucción, doctrinas de crimen, pero doctrinas al fin, seguidas honradamente por los hombres en cuestión. Y Maura, Cierva, Scheideman, Bauer, etc,., han llegado a poseer el mismo nivel de incultura que les distingue de los demás hombres. ¿Cabe esperar algo de los socialistas? Si todos los socialistas son los teutones, merecen, no solamente que perdamos el tiempo en combatirlos sino que lo aprovechemos en despreciarlos, ya que no quieren entrar en razón.

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Sigue el célebre autor de las cuartillas que nos ocupan, y se queja amargamente de que los tachemos de evolucionistas, presumiendo como presumen de revolucionarios. Mal que os pese os habéis de tragar el evolucionismo, de los contrario dejareis de ser tales, bien claro lo ha dicho el Comité Nacional de la Federación de Juventudes socialistas de España, porque me supongo no pretenderéis presentar, como una demostración del espíritu revolucionario que decís os anima, aquellos criminales hechos que tuvieron lugar no ha muchos días en Bilbao.

Además nosotros no hacemos novelas, ni bufas, ni no bufas, ni extremos ridículos con palabra alguna: nosotros nacimos algo más provechoso, pues esa faena de novelear, la dejamos para los elegidos por sufragio que lo ejecuten durante las veinticuatro horas que les deja libre su laboriosa ocupación.

Sabed que en el Municipio no se hace revolución, ni en la Diputación, ni en el Congreso, ni en los toros, ni en ninguna parte que sea frecuentada por gente satisfecha o depravada; revolución se hace en el Ateneo, en el Sindicato, en el taller, en la Biblioteca, en la conferencia, en el mitin (no político), en la escuela, en la reunión y donde sea que haya un hombre con todo lo suyo y que tenga criterio y personalidad propia.

Cuatro mil años que la política domina el mundo y cuatro mil años que el mundo es un vasto rebaño de corderos lanudos.

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Mas, luego, y como corolario, nos atacan directamente: “los anarquistas simplotes nos odian a nosotros …” Amigo; nosotros no odiamos a los socialistas, peri les combatimos y lo hacemos como con todos los demás que aún no siendo socialistas, son manifiestas nulidades, en cuanto a su actuación, como ellos; pero no confundamos el odio con la no conformidad, por lo menos hagamos distinción y no tergiversemos los conceptos, y lo repito otra vez: nosotros no odiamos a los socialistas, pero no dejaremos de combatirlos, mientras no sigan “por el camino que les corresponde seguir.

Pero también valdría la pena que el compañero Ferretjans analizara con detenimiento el significado de las palabras, porque calificar sin ton ni son, es una prueba de desconocimiento, y del falta de sentido analítico; no le estaría muy mal que se tomara la molestia de estudiar un poco nuestras doctrinas, porque parece estar algo ciego del ojo filosófico u eso es una falta grave para un luchador. Todo luchador debe saber lo que es la idea, lo que significa la Idea, y nuestro contrincante temo que esté huérfano de este conocimiento. 

La idea es la ciencia pura de las cosas consideradas en su existencia metafísica, de modo que ni de una costumbre ni de la ambición jamás debe hacerse una bandera de combate como base de un Ideal. El sentimiento de la idea únicamente es alcanzado por los hombres cuyo cerebro sobresale de la vulgaridad vegetativa de las masas.

La propaganda de las ideas no debe ir desprovista del medio de la intuición; pero la intuición siendo mucho no lo es todo. Solo cuando el genio va aliado con la ciencia alcanza la plenitud de su fuerza. La idea hace al hombre observador y estudioso, cuando la Idea toca las fibras nerviosas de la sensibilidad, y la ensancha y la acrecienta y agudiza la inspiración.

Más allá de la ambición, más allá del deseo de presión de las cosas materiales, mucho más allá de la codicia de un poder opresor que esclaviza y deprime más allá de todas las miserias humanas, allí donde no ven ojos cegados por el fanatismo y cerebros atrofiados por la rutina y la apatía; allí el Ideal, el Ideal humano, el Ideal anarquista.

Un ideal no debe ser impuesto a sangre y a fuego. Las ideas deben propagarse sin violencia; hay que enseñar a sentirlas, exponiéndolas con la mayor suma de belleza y bondad; hay que persuadir a los hombres de que las ideas les enaltecen y hay que enseñar a los hombres a investigar y buscar la razón en los libros de ciencia, donde está la Verdad, y sobre esta verdad como base desarrollar y dar el máximun de alcance a las ideas, por el trabajo.

Las ideas que se estancan en un precepto y no tienen acceso a los conocimientos generales, son poderes, son máquinas, las ideas deben ser ilimitadas y deben facilitar sin traba alguna el desenvolvimiento del pensamiento humano.

Los anarquistas, amigo Ferretjans, no aspiramos a ninguna Richswchr, pero, si, a un ejercito de revolucionarios de verdad, capacitados de su misión: queremos para la revolución y para después de la revolución hombres hechos y derechos, hombres de conciencia, que sean al mismo tiempo directores y dirigidos, cada cual de sí mismo, hombres que confíen su triunfo a su propia rebeldía, a su propio valor: hombres de acción, decididos, que sea cada cual responsables de sus propios actos, lo que no queremos son máquinas de carne que se muevan al capricho de cualquier encumbrado. 

Y estos hombres que nosotros conseguimos hacer no es con propagandas electorales ni con ofrecimientos que no han de cumplirse, ni con festivales pro concejalía obrera, es sencillamente por medio del libro, de la pluma, del verbo con la propaganda individual o colectiva, con el ejemplo ante todo, y siempre bajo los auspicios de la Ciencia y de la Naturaleza, preparando a los hombres para la realización de nuestro lema:

“Cada uno según sus fuerzas y a cada uno según sus necesidades”.

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En resumen: Un gran filósofo de nuestro tiempo a dicho: “Criticar es igualar”; pero el no está a la altura de la obra o del hecho no tiene derecho a criticarlo, porque haciéndolo se empequeñece más de los minúsculo que ya es, al intentar su atrevimiento.

Que le conste al autor de “Revolucionarismo”

SAMPOL

Barcelona-Abril-20

CULTURA OBRERA nº 42

29 de mayo de 1920