Ante dos huelgas

En Palma vuelve a renacer el espíritu de lucha de la clase proletaria, los obreros se han dado cuenta al fin de que su aislamiento e indiferencia los alejaba de su mejoramiento económico tan necesario en los calamitosos tiempos que corremos. Los carpinteros, los metalúrgicos, los curtidores, los trabajadores en vidrio, los fundidores, de todos los oficios acuden a la organización y todos con ánimo de entablar batalla a la mejor ocasión para liquidar cuentas con sus respectivos explotadores.

 

En las trincheras de la lucha hallanse ya los vidrieros y fundidores empuñando al arma de la unión y de la justicia, y cual soldados bien disciplinados y conscientes de su causa soportan con entusiasmo y abnegación los sacrificios de la huelga, convencidos de que a la postre han de vencer al enemigo.

 

No los quepa duda a los compañeros huelguistas que persistiendo en la misma actitud que hasta aquí verán coronados sus esfuerzos con la victoria. Pensad que vuestros patronos se apoyan en la palanca de la unión para rendiros por el hambre; no abandonéis vosotros esta palanca de la fuerza que con ella seréis más fuertes e invencibles que ellos.

 

Más no basta a veces que entre los obreros de un gremio en lucha exista entusiasmo y espíritu de sacrificio; la necesidad en bastantes ocasiones vence a la voluntad y para que esto no ocurra, para que los huelguistas puedan ejercer su acción con más holgura y libertad, para que puedan vencer, en una palabra, es preciso que a sus hijos y a sus esposas no les falte pan y de estos debemos encargarnos nosotros los demás trabajadores. El principio de solidaridad obrera debe ser reconocido como cosa sagrada en casos de huelga para todos los trabajadores; ni uno debe sustraerse a practicar este principio porque todos y cada uno de los que vivimos asalariados somos víctimas de la misma explotación; en mayor o menor grado todos tenemos nuestra parte de interés en las huelgas sena del oficio que fueren, y a todos, por cúmulos de clase, nos corresponde mirarlas como propias, aportando nuestro concurso para que nuestra falta de apoyo no sea motivo de fracaso.

 

Despertemos pues esta conciencia de clase en los trabajadores de todos los oficios ante las huelgas hoy planteadas en Palma, estimulémosles a practicar el compañerismo obrero, inculquémosles esa gran virtud de la solidaridad como principio y fin de todas las reivindicaciones obreras. Así haremos obra firme y triunfadora.

 

Lorenzo Bisbal

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 802, 22 de junio de 1917

CRISIS DE SUBSISTÈNCIES