NOTAS SUELTAS / Liberales de cartón

 Deseosas las izquierdas de Mallorca de tomar parte en las próximas elecciones legislativas y no teniendo ningún exdiputado propio que pudiera proclamarse candidato para facilitar intervención en las mesas electorales e impedir de este modo la aplicación del artículo 29, han recurrido al liberalismo de los exdiputados liberales D. Mateo Garau, don Pedro Martínez y D. Juan Valenzuela para que se les reconociera beligerancia y dieran facilidades a dicho partidos del Bloque para intervenir en la lucha electoral.

 

Dichos exdiputados manifestaron sus deseos de complacer a las izquierdas pero D. Bernardo Amer y el Comité del Partido Liberal lo han impedido, poniendo el veto al pueblo mallorquín para que, una vez más, no pueda ejercer sus derechos de ciudadanía votando a los diputados de su confianza.

 

El domingo próximo serán proclamados, pues, por el artículo 29, los diputados de siempre, a espaldas del pueblo y contra las voluntades del pueblo.

 

Y todo ello se podrá agradecer a los liberales de cartón como D. Bernardo Amer y compañía.

 

Esto si el pueblo cansado de soportar tanta burla y podredumbre caciquil, no sube al salón del Ayuntamiento el día de la proclamación de candidatos y no hecha por el balcón a toda la farándula de sinvergüenzas de la política, como medida de higiene pública.

 

Que ya es muy necesaria y de urgente aplicación.

 

Los que roban al público

 

Hace ya dos semanas con motivo de la denuncia del compañero Bisbal  fue hallada a un comerciante de la esquina de la calle de La Herrería harina que analizada en el laboratorio municipal resultó ser averiada y nociva hasta para los animales.

 

De hecho se dio cuenta en una sesión del Ayuntamiento y hasta se acordó pasara el asunto a los tribunales.

 

Pero el comerciante no ha sido molestado por ningún juez y sigue gozando de planea salud y libertad para vender al público, no sabemos si la misma harina de condiciones nocivas hasta para los animales.

 

Que todo pudiera ser dado el proteccionismo que dispensan ciertos Tenientes de Alcalde a los envenenadores del público paciente.

 

oooooOooooo

 

En la pescadería de nuestra Plaza de Abastos o lo que sea, se roba también al público que es un contento.

 

Y a las mismas barbas de la guardia municipal y de los celadores, que es lo peor.

 

Pues todos los días y a todas horas se vende el pescado a mayor precio que el de tasa y aún los compradores son objeto de toda clase de insultos por parte de las todopoderosas pescadoras.

 

Y es que las hay que, según se dice, tienen chalao e hipnotizado a cierta autoridad municipal que ejerce mando en la Plaza de Abastos y además reservan el mejor pescado para comérselo gratis quien debiera pagarlo e inspeccionar su venta.

 

Así se explica que las continuas quejas y denuncias del público que va a comprar pescado no tengan eficacia alguna.

 

¡Cuanta falta hace que el pueblo coja una escoba y haga una buena limpieza de los empleados que paga y no cumplen con su deber?

 

Es la única manera de moralizar la administración.

 

oooooOooooo

 

Y de carbón ¿qué? Pues nada; que ni se cumple la tasa, ni se da el peso, ni se vende carbón.

 

Esto de no venderse carbón parecerá cosa extraña para quien no sepa quien no hay carbón en las carbonerías y que el poco que hay lo venden bautizado con agua de la fuente de la villa. Y le dan los carboneros tal remojón que no hay quien lo encienda, pues lleva más cantidad de agua que de carbón.

 

Para que vean nuestros lectores hasta donde llega la barra de los carboneos, véase la siguiente muestra:

 

El pasado domingo un carbonero de la Plaza de la Harina, que, dicho sea de paso, tiene amparo y protección de un Teniente de Alcalde y de varios concejales, vendió por una peseta (precio de tasa) cinco kilos de carbón que sólo resultaron tres y medio de peso exacto y contenía además una buena cantidad de agua y otra de tierra. En total de carbón limpio de matute habría unos dos kilos y medio, que el comprador pagó a razón de cuatro pesetas la arroba, ose un 100 por cien más caro que el precio de tasa.

 

El hecho fue denunciado a un guardia municipal quien llevó el carbón y el carbonero al Cuartelillo del Ayuntamiento, saliendo de él al poco rato libre y sin costas.

 

Eso sí, al comprador se le permitió llevarse a su casa el carbón, el agua y la tierra que le había costado una peseta sin que se le pidiera el nombre siquiera para restituirle en su día del dinero equivalente a la falta de peso del carbón comprado.

 

Y lo milagroso es que no se lo llevasen atado a los capuchinos por haber incomodado y denunciado al carbonero.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 836, 15 de febrero de 1918

Eleccions Generals / Mallorca

CRISIS DE SUBSISTÈNCIES