Francesc Julià La fiesta del trabajo Al realizar por décimo-séptima vez la fiesta internacional del trabajo, todos los que se precian de fieles defensores a su causa, abandonarán la herramienta, hoy 1º de Mayo, y darán el calor y la importancia que en sí entraña dicha fiesta. Dividida la sociedad en dos clases, una la explotadora, explotada la otra, poseedoras de todas las riquezas la primera y a costa del esfuerzo de la segunda, por fuerza han de existir entre ambas antagónicas luchas por ser también antagónicos los intereses. La clase burguesa ha escogido sus fiestas para derrochar la riqueza que otros han producido, insultando así a sus productores, quienes viven envueltos en espantosa miseria. Pero llega un día en que se dan cuenta de esa injusticia social y conscientes del derecho que les cabe como seres humanos y autores de toda la producción, levantan airada protesta contra semejante estado de cosas. Al efecto, han escogido el día 1º de Mayo para su fiesta, la cual, lejos de significar la vanidad, el derroche o de las hipócritas fiestas burguesas, entraña una enérgica censura contra un régimen de miserias y contrastes, a la vez que los proletarios contemplan y glorifican su obra bienhechora del trabajo. Además, la clase obrera, aprovecha ese día para reclamar de los poderes públicos mejoras que de momento atenúen su precaria situación; tales como la jornada legal de ocho horas, leyes protectoras del trabajo, a la par que fortifican los cimientos de una sociedad más humana y equitativa que la actual. Celebremos, pues, trabajadores de todos los matices, la fiesta universal del trabajo, que ella simboliza paz, la aureola de un triunfo no muy lejano, y una era de igualdad, perfección y justicia. EL OBRERO BALEAR nº 283 1 de mayo de 1906
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