Francesc Roca El despertar del obrero Cada año al llegar el día 1º de Mayo “La Fiesta Internacional del Trabajo”, el obrero se despierta y aviva sus facultades adormecidas durante todo el transcurso del año. Esta memorable fecha hace que el proletariado se de cuenta de la condición de paria en que vive, y de que un régimen capitalista le tiene sometido a una interminable y penosa jornada de trabajo. Le hace recordar, también, que esta metalizadora sociedad burguesa lo tiene sujeto a la infame ley del salario, la cual le obliga a vender sus fuerzas productivas de trabajo, por una mezquina cantidad, que representa los rigores del hambre que resignado sufre con toda su familia. La codicia y rapacidad de una burguesía imbécil y un puñado de desalmados acaparadores sin conciencia, son causa de la falta de medios de vida en que se halla. Este día, 1º de Mayo, hace que el obrero se de cuenta de la tremenda crisis económica que de algunos años a esta parte se ha enseñoreado de los pueblos donde existe producción burguesa o capitalista, y ven los inmensos estragos que está causando en las masas obreras: y que los sucesos, las agitaciones y las huelgas son debidos al enorme desequilibrio que hay entre la producción y el consumo. España se ve azotada, como todos los demás países, por esa nociva influencia de origen puramente burgués. Millares de obreros sin trabajo alguno, otros trabajando tres o cuatro días a la semana y los demás sintiendo, en sus jornales y en el trato del taller, la influencia de la excesiva oferta de brazos, de cuya situación se aprovecha el burgués para rebajar los jornales y aumentar las horas de trabajo. Por eso en la fiesta del 1º de Mayo el obrero despeja su memoria y se hace conciencia del hambre, la miseria y las privaciones de todos los géneros, que han invadido su hogar. Además, como la crisis no da señal EL OBRERO BALEAR nº 283 1 de mayo de 1906
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