Partido Socialista Obrero

COMITÉ NACIONAL

A las colectividades socialistas y a las demás organizaciones obreras

 

Queridos compañeros: Muy cercana la fecha señalada por el Congreso Internacional de París de 1889 para que el proletariado militante reclame una legislación protectora del trabajo y afirme sus anhelos emancipadores, este Comité os recomienda que efectuéis los trabajos necesarios para que la movilización obrera en nuestro país no ceda en importancia a la verificada en años anteriores.

 

Las circunstancias en que nos encontramos a consecuencia de la desastrosa guerra provocada por el odioso espíritu imperialista, y de tremenda ineptitud de nuestros gobernantes, exige que demos a dicha movilización un carácter más extenso que otras veces. A ello nos obliga también la persistencia de la mencionada guerra, que consume en proporciones aterradoras vidas y millones.

 

La jornada, pues, del próximo Primero de Mayo nos servirá, no solamente para reclamar la legislación protectora del trabajo y las demás medidas que más adelante exponemos, sino para condenar a los causantes de la horrible matanza que presencia el mundo y para expresar nuestro vivo deseo de que tenga ésta pronto término con la derrota de los que la suscitaron. Servirá también para protestar enérgicamente contra los gobernantes que, en vez de abaratar las subsistencias y proporcionar trabajo a los obreros desocupados, han empleado el Mauser en Valencia, en La Unión y en Logroño contra quienes son sangre nuestra y carne nuestra.

 

No hacer ambas cosas equivaldría, de una parte,  a ser indignos de vivir en una época de verdadera civilización, y de otra, a que la clase obrera fuera tratada por los representantes políticos de la casta explotadora peor que un miserable rebaño.

 

Reclamar que se emprenden trabajos en proporción suficiente para que nadie quede sin medios de vida por falta de ocupación, y que se emplee una eficaz acción para que el abaratamiento de los alimentos, que de no modificarse ambas cosas pacerá horriblemente la clase obrera.

 

Insistir en que se ponga término a la guerra de Marruecos, y en que, mientras se mantenga, vayan a ella los hijos de los ricos, como van los de los pobres, debe seer considerado por los trabajadores, y aún por todos los españoles, como uno de sus principales deberes. Cuando más tiempo pasa se ve con más claridad que la aventura marroquí es una estupenda locura y que el no acabar con ella entraña una inmensa responsabilidad para todos los ciudadanos; y representa una tremenda e irritante injusticia el que en tanto esa lucha dure vayan a ella tan sólo los hijos de los pobres, quedándose en la península los hijos de las personas acomodadas.

 

Pródigos en promesas, todos los gobernantes han prometido atender con leyes beneficiosas a los agricultores, a los dependientes de comercio, a los panaderos, a los obreros de la industria textil, a los del mar y a los mineros; pero el cumplimiento de las promesas hechas a estos trabajadores no se ha visto aún. Reclamarlo insistentemente es nuestro deber, como lo es de igual modo el pedir la derogación de la bochornosa ley de Jurisdicciones, ese padrón de ignominia para nuestro país, y la concesión de una amplia amnistía para cuantos sufren condena o están procesados por delitos políticos y sociales.

 

La intervención injustificada, las sangrientas represiones sin motivo racional, la constante intervención de la guardia civil en las huelgas y demás cuestiones económicas que se suscitan entre patronos y obreros, exigen que las leyes garanticen la vida de los ciudadanos y la libertad en el ejercicio del derecho de huelga. Único modo de que estos derechos no sean ilusorios es que los Tribunales ordinarios impongan una sanción penal y una reparación pecuniaria a los jefes de la fuerza pública que, sin riego ni necesidad, recurren al imprudente empleo de las armas contra trabajadores que hacen uso de una facultad teóricamente reconocida por la ley.

 

Concretando, pues, lo que acabamos de exponer, el fin de la próxima movilización obrera en España será el siguiente:

 

De una parte:

 

Condenar a los culpables de la horrenda lucha que aflige a la humanidad.

 

Y expresar el vivo deseo de que acabe pronto con la derrota de quienes la provocaron.

 

De otra parte:

 

Protestar enérgicamente contra el actual Gobierno por haber empleado el Mauser en Valencia, en La Unión y en Logroño para acallar a los obreros que solicitaban trabajo o el abaratamiento de las subsistencias.

 

Reclamar del mismo lo que a continuación se expresa:

 

Jornada de ocho horas, como punto principal de la legislación protectora del trabajo.

 

Realización de obras que ocupen a todos los trabajadores desocupados.

 

Medidas eficaces para obtener el abaratamiento de las subsistencias.

 

Terminación de la guerra de Marruecos y, en tano ésta dure, que vayan a ella los hijos de los ricos, como van los hijos de los pobres.

 

Derogación de la bochornosa ley de Jurisdicciones.

 

Extensión de los beneficios de la leu de Accidentes del trabajo a los obreros del campo.

 

Extensión también de dicha ley a los camareros, cocineros y similares.

 

Reducción de la jornada de trabajo a los obreros de la dependencia mercantil.

 

Supresión del trabajo nocturno en el ramo de la panadería.

 

Fijación de la jornada de trabajo de los obreros de la industria textil con arreglo al real decreto de 24 de agosto de 1913.

 

Aprobación de Código minero, solicitado insistentemente por los obreros de dicha industria.

 

Reglamentación del trabajo de los obreros del mar.

 

Responsabilidad de los jefes, oficiales y clases de la guardia civil por las medidas de represión realizadas por las fuerzas a sus órdenes en los conflictos suscitados entre patronos y obreros, exigible ante los Tribunales ordinarios y en virtud de querella de los ofendidos o de sus herederos o representantes legales; y

 

Concesión de una amnistía para todos los condenados o procesados por delitos políticos y sociales.

 

¡Trabajadores! He ahí lo que vais a expresar el próximo Primero de Mayo; he ahí lo que vais a reclamar a los Poderes públicos Para acreditar vuestra unidad de pensamiento, para mostrar vuestro interés por lo que expresaréis y reclamaréis ese día, abandonad el trabajo y manifestaos pacíficamente en las calles; y allí donde podáis, celebrar grandes reuniones organizad conferencias, para que las verdades que compañeros vuestros os expongan en ellas iluminen la conciencia de los que aún no ven claro todo lo que atañe a sus intereses y fortalezcan las convicciones de los que ya conocen el papel que desempeñan en este régimen social y lo que han de hacer para acabar con él y redimir a la Humanidad toda.

 

Aprovechad ducho día, compañeros, para todo cuanto sea fraternizar con los vuestros, pensar en los intereses de vuestra clase y vigorizar vuestra voluntad.

 

Como en el pasado año, no os recomendamos que celebréis jiras. De luto el mundo entero, pagando vuestra clase más que ninguna otra enorme tributo de vidas a la descomunal contienda, vosotros mismos os ofenderíais si verificaseis actos que estuvieran en abierta pugna con tanta desolación y tanto duelo. Si es preciso que cultivéis vuestra inteligencia, no lo es menos que acrezcáis vuestra sensibilidad.

 

¡Compañeros! ¡A preparar la movilización proletaria!

¡Viva el Primero de Mayo!

¡Viva la unión de todos los explotados!

 

Por el Comité Nacional: DANIEL ANGUIANO, secretario.- PABLO IGLESIAS, presidente.

 

Madrid, 15 de abril de 1916

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 742, 22 de abril de 1916