CARACTERISTICAS DE LOS CRUCEROS Pertenecientes al Programa de 1926 en el que se preveía un tercer barco de esta clase que no llegó a construirse. Pertenecientes a los llamados Washington, cruceros de 10.000 toneladas standard, es decir, sin combustibles, municiones ni vituallas a bordo, surgidos como consecuencia de la Conferencia Naval celebrada en dicha ciudad. Todos los barcos de este tipo sacrificaban su protección a su artillería y velocidad, siendo muy vulnerables, cumpliéndose con ellos el pronóstico, que decía que no eran buques de combate sino barcos diplomáticos aptos para lucir el pabellón: Ambos barcos se construyeron muy lentamente durante la República y en 1936 estaban aún en construcción en el Ferrol; el Canarias fue muy adelantado con sus torres y artillería principal instaladas pero falto de secundria y de la dirección de tiro aún en Inglaterra. El Baleares mucho más retrasado. Ambos barcos tenían defectos de construcción, sobre todo en sus condesadores y tuberías, que hubieropn de ser subsanados durante la guerra. El CANARIAS fue rápidamente alistado en el Ferrol instalándose 4 piezas de 102 mm. del España muy desgastadas para que le sirvieran de artillería secundària (las originales, aún en construcción, se le instalaron durante la campaña) así como una dirección de tiro Vickeers, moderna, procedente de la artillería de costa, completándose su habilitación para el tiro naval mediante la compra de algunas piezas de la Marina Portuguesa. En Compañía del Crucero Almirante Cervera y ambos bajo el mando del Capitán de Navío don Francisco Moreno, salió del Ferrol (27-IX-1936) dirigiéndose al Estrecho, aprovechando la subida de la flota enemiga al Cantábrico para romper el bloqueo que la flota “gubernamental· había establecido en aquellas aguas, consiguiéndolo y hundiendo al al destructor enemigo Almirante Ferrándiz. Sus piezas recién estrenadas le permitieron lograr el primer impacto, a la segunda salva, a 19.000 metros, tiro excelente en aquella época. El Canarias realizó después numerosos cruceros por el Mediterráneo logrando importantes presas y hundimientos (Campuzano, Komsomol, Mar Cantábrico, J.J. Sister, Jaime II, etc.). El BALEARES, bastante más retrasado, llegó a Cádiz en diciembre de 1936, faltándole las dos torres de popa y la artillería secundaria. Alllí se le instaló la torre no. 3 y alguna pieza menor, llegando a tiempo de intervenir en el apoyo naval al avance sobre Málaga y en los sucesivos combates en el Mediterráneo, siéndole completada su artillería sin dejar de prestar servicios. Lucho solo contra la mayor parte de los barcos enemigos en el llamdo combate de Cherchei, siendo alcanzado por varios proyectiles, pero haciendo huir a la flota enemiga y desorganizando su convoy. Fue hundido a principios de marzo de 1938 por alguno de los trece torpedos lanzados por los destructores enemigos en un encuentro nocturno, muriendo el Contra-almirante don Manuel Vierna, el comandante del barco Capitán de Navío don Isidoro Fontenla y 741 hombres de su dotación. El torpedo le alcanzó fuera del bulge, ocasionando la explosión de uno de sus pañoles, si bien el Almirante Cervera –jefe del Estado Mayor de la Escuadra Nacional- reconoce que, “la prisa de su armamento y la falta de recursos obligó a darles un almacenaje muy defectuoso (a sus pólvoras) sin jarras ni entaquillaje adecuado, lo que tuvo una trascendencia muy desgraciada”. Otros autores han señalado que llevaba en cubierta iluminantes, explosivos y aún bidones de gasolina. Por su parte, fuentes soviéticas aseguran que el barco se hundió por impactos directos de la artillería del Libertad, lo que no concuerda con ningún otro relato ni con las memorias de sus supervivientes. ALCOFAR NASSAES “La marina durante la guerra civil”
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