SOCIEDAD DE CURTIDORES

La huelga de curtidores

Hasta hoy o sea en las dos semanas cumplidas de lucha, no ha desertado ningún huelguista; todos mantiénense firmes decididos a no cejar en su justa demanda hasta conseguir la victoria.

Las fábricas de curtidos siguen saliendo del paso, si así puede decirse, con el rebaño de esquiroles dirigidos por los encargados. Sin embargo los patronos, aunque en apariencia muéstranse tranquilos, la zozobra no les deja vivir.

Y en prueba de ello, véase el humor del patrono Guillermo Cavaller que debido a una pelea entre un aprendiz de su fábrica y otro muchacho aprendiz de cordelero, armó tal escandalera porque el que los separó dio la casualidad de ser un huelguista de su fábrica, que arremetió contra él amenazándole y maltratándole (sin duda desahogándose del berrinche que le produce la huelga), terminando con hacer salir la pareja de guardias civiles que tenía en su fábrica, para detener al que tuvo la osadía de poner fin a la pelea de los dos muchachos. La forma y modales de cómo se expresó el citado patrono, traspasan los límites de lo grotesco, grosería que, bien puede ser hija por aquello de verse con representantes de la autoridad a sus órdenes, lo cual se explica por tolerarse éstos el abuso cometido con un ciudadano que cumplió un deber moral, y con la compañera de éste que acudió al sitio del escándalo y que se halla en estado interesante, a lo que no guardó ni las consideraciones que su estado requiere ni el respeto que a todo hombre educado le merece una mujer.

De semejante hecho, puede que el atropellado recurra en donde deba, siquiera para que en lo sucesivo al atropellador le sirva de lección.

En cuanto al proceder de la mayoría de los demás fabricantes, solo podemos decir que guardias civiles y policías vigilan sus fábricas, no sabemos si por guardar los esquiroles o por qué causas. Lo importante y que nos debe llenar de satisfacción, es la actitud firme y resuelta de los huelguistas. Pues practiquemos con ellos la solidaridad.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 453, 12 de noviembre de 1910

 

fideus/