Intransigencia (curtidores) Doce semanas de lucha denodada e incruenta hace que el gremio de curtidores está contra sus avaros explotadores. Estos 72 días laborables de titánica lucha ha habido atropellos por parte de los patronos y también de las autoridades las que, han encarcelado injustamente a varios de los compañeros que dirigen el tal movimiento a satisfacción de los demás huelguistas que ven en ellos, a los desinteresados que luchan por un fin determinado, para reivindicar de la tiranía a todo un gremio y a la clase trabajadora en general. La intransigencia de la clase patronal hace que aún dure del mismo modo el actual estado de cosas. Las negociaciones entabladas para solucionar el conflicto por parte de los obreros denotan a las claras que, hay deseo de acabar satisfactoriamente esta huelga, por cuanto en vez de seguir tiesos su primera petición, la rebajan en un medio, creídos que así no había humillación por ninguna de las dos partes; más no ha resultado así, a las negociaciones entabladas tomando en ellas parte el Sr. Gobernador, y después de saber las aspiraciones de los hoy huelguistas, contestan los patronos que, han de trabajar las mismas horas coincidiendo en un tiempo determinado aumentar un medio real el jornal y fundar dentro medio año un montepío para ellos, los huelguistas, para guardar el ahorro. No hay transigencia. Al ir a la lucha los curtidores no iban para conseguir, pidiendo menos horas de trabajo, más jornal, porque saben que obteniendo éste, iba dentro poco tiempo a ser hallado cual fue en otra época. Al pedir rebaja de jornada, iban a conseguir ganancia de jornal porque a menos horas de trabajo, más brazos a la faena, hombres que están en huelga forzada, hubiesen tenido trabajo, ganancia para la colectividad obrera que, iba a ver un falto de trabajo, en posesión del medio para vivir: trabajo. No ha sido así, cree la clase patronal, que aumentando el jornal del obrero en un medio real en vez de rebajar en un hora la jornada no va a perder tanto, cuanto es al revés, y a que se comprende la ignorancia de esta gente (la clase patronal) en cuestiones sociales económicas, por cuando trabajando menos horas de trabajo, el obrero lo realiza con más conocimiento de causa ya que un cerebro no está tan cansado, o realizando más y mejor porque sus miembros no estando tan cansados obtienen más virilidad ejecutándolo con más amor porque sabe que no le explotan tanto y tan descaradamente; y aumentando el jornal en un medio real, el obrero al estar extenuado no trabaja, y si es al principiar el trabajo sabe que gana una nimiedad y que ha de trabajar ¡diez horas! En medio de pestilente hedor que diseca de continuo sus entrañas ¡diez horas! Jornada larga en la que llegando a lo último el obrero extenuado, no es extraño que no realice su obligación. La intransigencia que demuestran los patronos está fundada en una lógica irrebatible para ellos, el hambre nuestros, pero se han equivocado miserablemente, ya que el hambre no produce sus efectos debido a que la clase trabajadora y en particular la opinión pública ha correspondido como debía, en frente de la tiranía y la prepotencia que tienen los feudos de la Calatrava. No quieren ceder ante la razonable petición del gremio de curtidores; quieren hacer bajar a la que sufre; sus instintos de rebeldía contra la tiranía, por el hambre, y van equivocados porque habiendo compañerismo y convicción no hay hambre; el hambre para los ignorantes que no saben hacer prevalecer sus derechos. El hombre que busca en la asociación la medicina para sus males no pasa hambre sino que da de comer al necesitado. Crispín Núm. 462, 21 de enero de 1911
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