Huelga de curtidores Después de catorce semanas de huelga sostenida contra la clase patronal de curtidos de Palma, aún siguen los huelguistas manteniéndose en sus puestos y sin que la debilidad se apodere de su espíritu a pesar de las vicisitudes que en semejantes casos vénse obligados a soportar, los que no disponiendo más que de sus brazos, aléntales en el cumplimiento de su sagrada misión, la solidaridad que de sus hermanos los explotados acude en su auxilio. La modesta petición por ellos solicitada de sus patronos, consistente en una hora de reducción de la jornada de diez que venían realizando, ha sido considerada por éstos desfavorable, por suponer, caso de acceder, la ruina de su industria. Nosotros que como huelguistas venimos obligados para un mal vivir, a realizar también una jornada de una determinada cantidad de horas, en manera alguna podemos creer en lo que considerando como causa de su ruina, alegan los patronos. Otras puede que sean las causas que motivan su incomprensible intransigencia; y como resultaría ridiculez el que pasasen a dominio de la opinión pública, concrétanse a justificarse en la forma expuesta, por cierto en extremo vulgar, aunque para ellos interpretada como único medio de cubrir las apariencias de la imparcialidad. Sin embargo en cuantas ocasiones se han entrevistado la comisión de huelga y los patronos, en ninguna de ellas se ha vislumbrado deseos por parte de los últimos, de llegar a una solución satisfactoria por ambas partes; en todas la proposiciones expuestas por los patronos se ha visto de una manera que no deja lugar a dudar, el interés de humillar a los huelguistas, y éstos defendiendo su dignidad las han rechazado. Y mientras los obreros obtaban una acitud de resistencia contra la clase patronal, ésta por único medio de solución, esperaba y aún espera, que aquellos a la postre se rendirían por hambre. Que la lucha presente es una victoria moral por parte de los huelguistas, no hay quien pueda negarlo; y hasta los mismos patronos los admiran; y a nadie como a ellos debe causar admiración, por cuando saben perfectamente los medios de que se han valido para que fracase la unión de los huelguistas sin haberlo conseguido. Por otra parte, si los patronos declaran que no tienen necesidad de nuevo personal, por tener número suficiente de esquirols en sus fábricas ¿a que obedece entonces procurar de una manera solapada quebrantar la unión mantenida por los huelguistas azuzando los obreros unos contra otros? Tengan la debida sinceridad y declárense impotentes ante la perfecta unión de los que huelgan, para con la entereza suficiente darse por vencidos y reconocer la victoria que en el transcurso de la huelga han sabido conquistarse. Por tanto, todos cuantos tenemos necesidad de dejarnos explotar, venimos obligados a prestar la solidaridad debida a los huelguistas curtidores, en la lucha que tienen empeñada. Núm. 464, 4 de febrero de 1911
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