SOCIEDAD DE CURTIDORES

Los curtidores – paro forzoso

Unos veinticuatro huelguistas aún han holgado esta semana; pues los patronos pretextando escasez de trabajo, no admiten a los obreros que en demanda de ocupar sus brazos recorren las fábricas.

Hay quien ha oído susurrar que entre los patronos existe cierto compromiso garantizado por un convenio entre ellos mismos estipulado, al objeto de no admitir al trabajo a los obreros que ellos consideran que más se han distinguido en la huelga terminada.

Lo que resulta cierto, en verdad no honra mucho que digamos a la clase patronal; pues nunca se ha tachado de cortés, al que ante el débil se ha mostrado vengativo; y en este caso los patronos demostrarían hallarse a más bajo nivel que sus mismos explotados.

Sin embargo entre la clase explotadora hay excepciones, las que permiten rasgos de rimbombancia y desprendimiento de una generosidad incalificable.

Uno de tales señores, es el fabricante señor Cavaller, que domiando por su altruísmo ofreció a sus operarios el miércoles de carnaval, una ensaïmada para que la saborearan a su salud; pero no participaron todos de semejante gracia; pies el expléndido Sr. Cavaller fue preguntando a todos sus operarios si eran socios de la sociedad de Curtidores y al que tenía la osadía de declararse como tal, no le favorecía con la ofrecida ensaïmada.

En otra fábrica también trabajaba un operario que, por el mero hecho de tener a su hermano de encargado o capataz de la misma, se ha creído participar de cierto grado de autoridad sobre los demás como él operarios, y se permite ciertas libertades que a decir verdad le favorecen muy poco. Pues esta semana pasada uno de los operarios tuvo la ocurrencia de recordar a los demás compañeros suyos, que no olvidasen la junta que celebraba la sociedad, cuando oído por aludido autoritario improvisado, contestó diciendo que fuera la última vez que se repitiera el hecho, pues no quería que se hablase de sociedad en la casa, de lo contrario procedería de otra forma.

¡Si habra infelices en este mundo! No hace muchos días aún que se hallaba al lado de los huelguistas, y hoy ya erigido en vice-cónsul.

Por lo que a nosotros respecta, procuremos prestar con los que sufren los rigores del paro forzoso, nuestra solidaridad mientras buscan ocupación para poder trabajar.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 468, 4 de marzo de 1911

 

fideus/