NEUTRALIDAD
Durante esta semana pasada ha sido el tema del
día si o no debíamos permanecer neutrales.
El exemperador del Paralelo y exrevolucionario o
sea el señor
Lerroux, se ha mostrado partidario de la
guerra. El hombre se ha sentido farruco y no se
contenta con menos de conquistar media Europa
para nuestra exuberante España.
Cambó también toca la trompa bélica y en
este sentido parece que se inclina el
incomparable conde de
Romanones.
Los socialistas, la conjunción, reformistas,
carlistas,
garciaprietistas , la inmensa mayoría del
país ha manifestado su opinión a favor de la
neutralidad.
En lo que respecta a la clase trabajadora y
especialmente a la organizada no importa decir
que es resueltamente contraria a toda aventura y
no tan sólo de meternos en el berenjenal
europeo, que íbamos a salir con las manos en la
cabeza, si ganábamos con lo que no hay que decir
lo que sucedería si perdiéramos; sí que también
de la aventura marroquí.
Nos place consignar que La Almudaina,
coincida con nuestra opinión. ¡Alguna vez tenía
que suceder que coincidiéramos con algún
periódico local! Muéstrase dicho diario local,
partidario resuelto de la neutralidad, aduciendo
razones que nosotros en multitud de ocasiones
hemos esgrimido contra la aventura marroquí: que
no tenemos capacidad colonizadora, que carecemos
de medios para tales empresas, que el problema
hispano es el desarrollo del fecundo trabajo
interior etc. Lástima que estos argumentos no lo
expusiera, con motivo de nuestra campaña contra
la aventura marroquí, y habría contribuido que
su opinión pesara en el ánimo del gobierno. Pero
lo importante es que el diario conservador se
muestra resuelto partidario de la neutralidad.
Nosotros no importaba que lo dijéramos, puesto
que pública y notoria nuestra actuación
pacifista, aunque no está por demás, que otra
vez manifestemos nuestra opinión y más cuando se
trata de conflictos de la magnitud de la actual
hecatombe europea.
Pobre, agotada nuestra desgraciada España, por
los cruentos sacrificios que los imperialistas
le impusieron, en las empresas colonizadoras y
guerreras, no tenemos otro horizonte para
conseguir nuestra restauración, nuestra
regeneración que el desarrollo de nuestras
propias energías fecundando a tanto erial, como
existe en nuestra nación y procurando nuestra
colonización interior, puesto que nuestro suelo
puede sostener, con gran desahogo, doble o
triple de la actual población.
Repitámoslo, el magno problema hispano es: el
desarrollo del santo y fecundo trabajo.
Así que abogamos por la neutralidad de nuestra
nación ante la vorágine europea y estamos
dispuestos a hacer a favor de ella todos los
sacrificios que sean necesario y las
circunstancias exijan.
Núm. 655, 29 de agosto de 1914 |