POR
PRIMERA Y ULTIMA VEZ
Pido
la palabra
He
aquí el escrito que nuestro compañero
Fabra Ribas ha
publicdo para desenmascarar definitivamente al lugar-teniente de
Lerroux, ciudadano
Emiliano
Iglesias:
Un
amigo mío se ha tomado la molestia de mandarme algunos recortes de
El Progreso, en los que se habla de la intervención que el señor
D. Emiliano
Iglesias y el que suscribe pueden haber tenido en los
acontecimientos de la llamada “semana
tràgica”.
Desde
luego, yo no voy a discutir ni con El Progreso, ni con el Sr.
Iglesias, ni con ninguno de los que escriben en el diario lerrouxista.
Como al Sr. Lerroux le ha
cabido la suerte de introducir en la política el arte de Candelas y de
José Maria, y en el periodismo los procedimientos de Rinconcete y
Cordatillo, resulta hoy de todo punto imposible el contender en serio
ni con los periódicos ni con los individuos que tienen el triste deber
de defender las fechoríasdel más repugnante de nuestros aventureros.
Además, por lo que a mi me toca, no necesito que la gente de El
Progreso me extienda patentes de ninguna clase. En primer lugar,
porque yo no acostumbro a cotizar ciertas cosas en el mercado de la
política, y luego porque el Comité Nacional de mi partido y el
Congreso regional Socialista celebrado últimamente en Barcelona –los
únicos que podían y debían juzgarme, y los únicos también cuyos
juicios me importan- aprobaron la conducta observada por el delegado
socialista en el Comité de la ya famosa huelga de 1909.
Por
otra parte, no tengo el menor interés en que los lerrouxistas dejen de
insultarme y de atacar al Partido a que pertenezco. Muy al contrario,l
creo conveniente que nadie tenga la menor duda, ni dentro ni fuera de
España, de que entre el Socialismo revolucionario y la demagogia
lerrouxista no existe ni puede existir ningún punto de contacto.
Ahora
bien; si me niego terminantemente a discutir con la gentuza
lerrouxista, no por esto renuncio a desenmascarar a los farsantes ...
Y ya todo el mundo habrá adivinado que acabo de aludir al Sr. D.
Emiliano
Iglesias y Ambrosio.
Este
señor intervino en los sucesos de la “semana
tràgica”, y como tengo motivos para conocer punto por punto cual
fuera su intervención, allá va, brevemente expuesto, todo lo que puede
interesar al público:
El
domingo, día 25 de julio de 1909, por la noche; los delegados del
Comité de huelga se personaron en la redacción de El Progreso para
inviatar al Sr.
Iglesias a
que formara parte, él o un delegado de su partido del Comité de huelga.
Respuesta del Sr. Iglesias: “Imposibel: tendría que reunir el Comité
tal y cual, y esto no puedo hacerlo en los actuales momentos. De todos
modos, El Progreso, apoyará el movimiento , y ya tengo
preparado un artículo para el número de mañana en el que digo que la
huelga durará tan sólo veinticuatro horas”.
Los
delegados obreros protestaron contra esta última afirmación, y aunque
el Sr. Iglesias se comprometió a asumirla ... el curioso lector podrá
verla estampada con todas sus letras en la edición de El Progreso
correspondiente al 26 de julio de 1909.
El
lunes, día 26, también por la noche, el Comité de huelga celebró una
nueva entrevista con el Sr. Iglesias. Este, asombrado de las
proporciones que había tomado el movimiento, indicó la conveniencia de
darlo por terminado practicando una “retirada elegante”, “porque lo
peor en estos casos es aparecer como vencido”. Además el señor
Iglesias
dijo estar seguro de que el día 27 se publicarían algunos periódicos,
entre ellos El Diluvio y La Vanguardia.
El
Comité de huelga contestó resueltamente que se había ido al paro con
todfas sus consecuencias, que la clase prefería la insurrección a la
guerra y que se habían adoptado las medidas convenientes para que el
día 27 no apareciera ningún diario.
Ante
tal actitud, el Sr.
Iglesias
accedió a celebrar una nueva conferencia el martes, día 27, por la
mañana, en su domilicio particular. Allí acudieron, además de los
delegados obreros, varios jóvenes rebeldes. En esta reunión se acordó,
entre otras cosas, que por la noche, a las nueve, los grupos
revolucionarios se encotnrarían detrás de la iglesia de la Sagrada
Familia para adoptar el plan que convendría seguir para apoderarse de
Barcelona.
Pues
bien; el Sr. Iglesias no acudió –“como habría prometido”- a los ocho
de la noche, al café de Mallorca (calle de Mallorca), desde donde él,
los miembros del Comité de huelga y varios revolucionarios debían
trasladarse a la Sagrada Familia.
El
Sr. D.
Emiliano Iglesias y Ambrosio, depués de haber hecho esperar
durante una hora -¡sesemta minutos y en pleno período revolucionario!-
mandó un emisari con el encargo de invitar a los miembros del Comité
de huelga a que se presentaran inmediatamente en el Ayuntamiento.
Extraña, en verdad, pareció la invitación a los individuos del Comité;
sin embargo, con las precauciones debidas, y por si se trataba de
“sacar” fuerzas de la Casa de la Ciudad, los individuos mencionados,
escoltados por varios compañeros, se fueron al lugar de la cita.
Ni el
Sr. Iglesias estaba en el Ayuntamiento, ni nadie supo dar razón de su
paradero.
Alguien fue inmediatamente a casa del entonces concejal radical de
Barcelona. Nadie respondió.
Las
varias personas que a altas horas de la noche se encontran aquel día
en El Progeso tampoco sabían dónde estaba el jefe interino del partido
radical.
El
Sr. Emiliano
Iglesias y Ambrosio había cometido una infame canallada: Después
de hber faltado cobardemente a su palabra no acudiendo a las ocjo de
la noche al café de Mallorca, y depués de haber hecho correr un serio
peligro a los miembros del Comité de huelga, el Sr. Iglesias fue la
causa de que los que se hallaban en la Sagrada Familia no supieran por
dónde volverse y tuvieron que dispersarse sin orden ni concierto
alguno.
Sin
la vegonzosa retirada del Sr. Iglesias, “que a partir del martes por
la mñana esquivó el contacto con los revolucionarios”, otras hubiesen
sido seguramente loas consecuencias de las jornadas de la “semana
tràgica”.
El
Sr. D.
Emiliano Iglesias y Ambrosio o El Progreso afirmarán o
negarán lo que quieran.
Lo
diho, dicho está. Y puede probarse donde y cuando el Sr. Iglesias
quiera.
Que
el Sr.
Iglesias y Ambrosio nombre a dos personas respetables que no
pertenezcan al partido radical. Yo, por mi parte, nombraré otras dos
que no estén afiliadas al Partido Socialista. Las cuatro de común
acuerdo, que busquen quien haga cinco. Y ante ese tribunal, que puede,
sin peligro para nadie, examinar papeles evacuar consultas y recibir
confidencias, yo probaré debidamente todo lo que dicho queda.
El
fallo del tribuanl será inapelable. El dirá si el Sr. Iglesias es un
cobarde y un farsante o si yo soy un hombre capaz de falotarr a
sabiendas a la verdad.
¿A
que no acepta mi proposición el “héroe” de la “semana tràgica”?-
A. FABRA RIBAS
París.
EL OBRERO BALEAR
Núm.
493, 26 de agosto de 1911
fideus/
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