El asombro de Canalejas

Habló Pablo Iglesias. Tranquilo y sereno enumeró uno a uno los atropellos sin fin de que fue víctima el pueblo español durante el período que el Sr. Maura fue árbitro y dueño del poder, ayudado, o más bien dicho, dirigido por aquel nuevo Trepoff murciano que tan rápidamente selló con sangre su breve y veloz carrera política inquisitorial.

 

Con fácil palabra fustigó duramente a los culpables de aquella inocua guerra en la que perdieron su vida algunos millares de hermanos nuestros, carne de nuestra carne, mientras que ellos disfrutaban a sus anchas una vida regalada en los suntuosos y ricos chalets cercanos a las playas de Santander y San Sebastián.

 

No bastó a Maura, Cierva , Linares y demás comparsa la tremenda e irreparable derrota del célebre Barranco del Lobo, que llenó de oprobio a España entera. No les bastaba. Su red de odio y venganza a la clase proletaria que les estorbaba en sus planes, necesitaba más víctimas para inmolar, y tuvieron un pretexto; llamaron a filas para cubrir bajas en los campos africanos a los reservistas de Cataluña; el pueblo en masa protestó indignado por medio de la huelga general. Y después pasó lo que debía pasar.

 

Lo que fue protesta pacífica convirtiose en protesta revolucionaria, la cual fue sofocada no con medidas acertadas ni encaminadas a reparar pasados errores, sino por medio de la fuerza, ciegamente, brutalmente, fusilando a mansalva y cometiéndose en las calles de Barcelona las más espantosas carnicerías; no pasando pacífico transeúnte que no fuese cazado con alguna bala perdida, pero bien dirigida al mismísimo bulto, por retenes colocados al efecto en todas las bocacalles.

 

Fusilados Baró, Clemente García y demás mártires de la revolución, faltaba un algo para rematar la obra digna tan sólo de un Maura y de un Cierva ; necesitaban una figura y culparon a Ferrer como iniciador, protector y director de aquella protesta revolucionaria; y el hombre honrado, el ciudadanos inocente fue fusilado bárbaramente en los fosos de aquel castillo maldito que pasará a la historia con el nombre de Monjuich.

 

“Tal ha sido la indignación, producida por la política del gobierno presidido por el señor Maura en los elementos proletarios que nosotros, de quienes se dice que no estimamos a nuestra nación, que no estimamos los intereses de nuestro país, amándolo de veras, sintiendo las desdichas de todos, hemos llegado al extremo de considerar que antes de que S.S: -refiriéndose al Sr. Maura- suba al Poder debemos llegar hasta el atentado personal”.

 

Ante tales amenazas la indignación de los conservadores no tuvo límites, protestaron atrozmente llevando a rastras cual perros de presa a todos los liberales, menos al grupo que acaudilla el Sr. Moret.

 

A nosotros no nos extrañan las protestas de los conservadores, pero el asombro de Canalejas ante tales palabras de Pablo Iglesias, nos induce a pensar ¿si será falto de memora D. José? porque nadie dejará de recordar que las afirmaciones de nuestro compañero en el Congreso, el señor Canalejas las había oído en otras ocasiones, no fue la primera vez que resonaron en sus oídos; todos recordamos que él y sus amigos las aplaudieron una y otra vez, ya en periódico ya en mitin.

 

Quien no recuerda la campaña contra el proyecto del terrorismo en tiempos del Sr. Maura hará escasamente unos dos años en la que tomaron parte Canalejas, Moret, El Liberal, El Heraldo, El Mundo, etc, etc.

 

A aquella campaña siguió una información pública, en la que se invitó a Joaquín Costa y a Pablo Iglesias, entre otros. Informó nuestro compañero y lo más saliente de su discurso fue lo que ayer indignó a Canalejas; “si se aprueba ese proyecto apelaremos contra él a todos los medios, hasta el atentado personal”. Que hizo entonces el Sr. Canalejas? ¿Protestó de tales palabras? ¡No! ¡No! Los republicanos, los canalejistas, los moretistas, todos los periódicos que secundaron aquella campaña aplaudieron estusiasticamente aquellas amenazas. En una palabra, la amenaza de Pablo Iglesias contribuyó grandemente a que aquél proyecto no pasara adelante.

 

Hoy que tan solo han transcurrido solo dos años, Canalejas ya no recuerda las amenazas de Iglesias, para él son una novedad; novedad que le exaspera y le indigna; queriendo hacérselas retirar por la fuerza al leader del Socialismo Español, que no retrocede en lo más mínimo en lo que ya tiene dicho en mitins, periódicos y por último en el Congreso.

 

No tiene porqué asombrarse D. José, hasta tener memoria y recordar…..

 

A.R.C.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 436, 16 de julio de 1910

 

fideus/