Majezas de un maestro zapatero

 

Para que los zapateros todos conozcan bien al encargada del taller del Sr. Ros y Juliá no permitiremos reseñar algunas de sus frecuentes fanfarronadas. Dicho encargado responde al nombre de Gabriel Santandreu (a) “Biel de s’Hort”; este buen señor en combina seguramente con el patrono señor Ros, hará cosa de un mes, se propusieron quebrantar el espíritu de asociación entre los obreros de su fábrica; empezaron por ofrecerles trabajo suficiente si se comprometían a confeccionar calzado de clase inferior medio real más barato que el precio estipulado entre la sociedad obrera “La Igualdad” y la patronal “La unión Industrial” pues de lo contrario se verían en el caso de verse mermados en dos o tres pares por semana; la casi totalidad de sus operarios no quiso aceptar tan maléfica artimaña en vista que no conseguían lo apetecido. Patrono y encargado, empeñados en llevar a cabo sus rufianescos planes, tuvieron que presentarse más al descubierto exhortando a sus trabajadores que sufrían escasez de trabajo, porque querían, que imitasen a un pobr hombre (y no porque sea viejo, cuando joven ya lo era) y a otro que no llega a hombre ni de lejos, pues es una especie de chimpancé; esto es, que dejasen de pertenecer a la sociedad de su gremio y tendrían todo el trabajo que quisieran por le hecho de que no tendría que sujetarse a compromiso ninguno y, en consecuencia él les podría fijar los precios que les vendría en gana.

 

Como tampoco consiguió que se tragaran en segunda vez el anzuelo; su desparpajo llegó hasta despedir a dos compañeros y poner a los restantes en la disyuntiva de ser despedidos o dejar de ser socios; además quiso escarnecer a los hombres de su taller, dando ventajas y abundancia de trabajo a los dos desgraciados mencionados; el encargado es el que más se distingue en tales ridiculeces. Solo un sujeto como él a estilo de Pepe el tranquilo, puede realizar bajezas de esta jaez.

 

No se concibe que un hombre que quiera pasar por tal, y se jacte de tener hombría, cometa bravuconada de esta índole.

 

Y tenga por sabido dicho encargado, que no se saldrá con la suya; pues la mayoría de los oficiales están decididos a no abandonarla Sociedad a que pertenecen, por el prurito de agradarle. Con que ya lo sabe; puede apelar a los medios que crea convenientes para poder salir airoso.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 466, 18 de febrero de 1911

 

fideus/