Unámonos (sabaters)

 

Compañeros zapateros: Las fuerzas que hoy vemos desorganizadas y divididas, hemos de hacer los posibles de conducirlas hacia la gran Asociación, apoderándonos así de todos esos indiferentes, para luego hace de ellos conscientes camaradas. Procediendo así velaremos por los derechos hoy escarnecidos; más para conseguir despejar la general apatía, es del todo imprescindible hacer una extensa propaganda societaria, para que todos sepan donde van.

 

No hemos de creer exclusivamente en la acción individual, porque por más consciente, que ella sea, resulta su esfuerzo estéril. Basta, en cambio, una fuerza numérica bien organizada, bien unificada para poder conseguir un grado de emancipación.

 

Habremos podido permanecer largo tiempo completamente desunidos, olvidémoslo; totalmente indiferentes a la verdadera marcha societaria que no es otra que la resistencia al capital. Demos término a este estado de cosas, no admitiendo los auxilios espirituales de los mismos que nos esquilman la ración y el jornal, pues ante la realidad de la desorganización de hoy debemos hacer desaparecer todo resquemor de odio, que no debiera existir entre compañeros y establecer el lazo de unión, antes que veamos engordar el vecino, que es el único elemento fatal para nosotros mismos y no permitiendo que la discordia de motivos suficientes a que verían de las organizaciones obreras los burgueses de toda Mallorca.

 

Hoy más que nunca, las circunstancias exigen deponer toda clase de hostilidades, para llegar a constituir una sola fuerza. No, no debemos cruzarnos de brazos; los patronos nos pueden servir de ejemplo, pues no desperdician ocasión ni medios para reclamar lo que conviene a sus intereses. La enseñanza debemos tomarla de nuestros enemigos viniendo que ni pintado el consabido refrán “del enemigo el consejo”. Todo menos darnos por vencidos. Es cuestión de luchar, la lucha es vida y a la vida todos tenemos derecho.

 

Mucho tiene que luchar el zapatero si quiere conseguir trabajar en mejores condiciones, y eso que hoy por no existe otro oficio que esté tan mal como el nuestro: exceso de horas de trabajo, poco retribuidos, muchas exigencias por parte de patronos y pocos derechos; somos unos verdaderos esclavos modernos en toda l excepción de la palabra.

 

Trabajemos, luchemos siempre, sin poner el consabido (siempre yo), individualismo perjudicial que debemos desterrar de nosotros, y proclamemos la solidaridad del oprimido, sea cual fuere su ocupación, no olvidando nunca que la unión es la fuerza y hay que unificar esa fuerza sin egoísmos ni apatías, pues todos somos víctimas de la misma explotación patronal..

 

Tomás Rosselló

 

Palma 26-06-1911 

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 485, 1 de julio de 1911

 

fideus/