Tenia uns quaranta anys. Casat. Treballava de sabater i era afiliat al Partit Socialista, tot i que temps enrera havia esta inscrit a una societat de tipus anarquitzant, anomenada La Igualdad. El denou de juliol del trenta-sis, sobre les tres de la tarda, prenia cafè en el Centre Socialista i allí el detingueren. De llavors ençà s'ignora el seu parador.
Llorenç Capellà
Diccionari Vermell
pàg. 127
Maria Antònia Oliver. ´Le dijeron que no volviera, que ya lo habían dejado marchar´
MARIA LÓPEZ. PALMA. "En febrero de 1936 mi abuelo, Andreu París Martorell, firmó la constitución de la agrupación socialista de Inca. La mayoría de las personas que la rubricaron fueron asesinadas. El 19 de julio del 36 ya fue detenido, aunque le soltaron al poco. Si te escondías tomaban represalias contra tu familia, así que esperó a que naciera su hija pequeña y se entregó a la Guardia Civil el 12 o el 13 de agosto. Primero estuvo preso en Inca, pero lo trasladaron a Palma, a Can Mir. Mi madre, que tenía unos 12 años, era la encargada de llevarle la comida, y se fue a vivir a Palma con una abuela para poder seguir haciéndolo. Dice que un día pudo verle con su gorra de visera. Es el último recuerdo. Un día de marzo fue a llevarle la comida y le dijeron que no volviera, que ya lo habían dejado marchar".
Maria Antònia Oliver, nieta de Andreu París, explica que era habitual que
dijeran a los familiares que habían liberado a los suyos. Es lo que se
conocía como las sacas. Pero la realidad era otra. Cada dos o tres días en
la prisión de
Can Mir se leía una lista de nombres. Los presos sabían qué
significaba oír el suyo. Estas listas se elaboraban siguiendo criterios de
procedencia por municipios o por filiación política: "Todos salían con gran
dignidad. Algunos daban vivas a la República o gritaban: "Compañeros, no lo
olvidéis". Los entregaban a grupos de falangistas que los llevaban a matar".
Los lugares escogidos para perpetrar los asesinatos eran el cementerio de
Palma o la iglesia de Santa Creu, en Porreres. Allí llevaron a Andreu París.
Su cuerpo no se ha localizado.
La abuela y la madre de Maria Antònia acudieron a diversas administraciones
para saber de Andreu. Al final, solamente reclamaban su cuerpo: "Éste es el
peor recuerdo de mi madre. Las autoridades se reían de ellas, les decían:
"Se habrá ido con otra o se habrá escondido porque los comunistas son unos
cobardes". La voluntad de saber qué había pasado y dónde estaba el cuerpo de
su abuelo fue el motor que puso en marcha la
Asociación para la Recuperación
de la Memoria Histórica en Mallorca. "Mi familia, sobre todo mi madre,
queríamos saber dónde estaba. Contacté con otras personas en la misma
situación y como sabía que las desapariciones forzosas no prescriben,
también pedí ayuda a juristas". Se fueron sumando otros afectados y otras
personas interesadas. Recientemente la asociación ha presentado una denuncia
ante la Audiencia Nacional por detención ilegal y desaparición forzada de 90
personas. Sin embargo, se calcula que en Mallorca, que en el año 1936
contaba con una población aproximada de 300.000 personas, desaparecieron
unas 3.000. Maria Antònia Oliver señala a modo de comparación que en Chile
durante la dictadura de Augusto Pinochet también hubo 3.000 desaparecidos.
"Yo conocía la historia de mi abuelo y pensaba que era algo puntual, pero a
medida que ido investigando he visto que las historias se repetían". Maria Antònia dice que el trauma por la desaparición forzada pasa de generación a
generación, que no se supera porque no se habla y que el perdón no es lo
mismo que el olvido. Dice que los familiares han vivido una gran indefensión
y una gran injusticia: "Ahora pueden empezar a sentirse orgullosos de los
suyos. Muchos tienen sentimiento de culpa por no haber hecho nada, pero es
que no podían hacer nada". Oliver cree que el Estado debe asumir la
responsabilidad en las labores de búsqueda y recuperación de los cuerpos:
"El Estado no ha hecho nada. No admitimos que lo deje en manos de
particulares, dando subvenciones a las asociaciones para que seamos nosotros
los que realicemos estas tareas. El Estado tiene los medios humanos y
técnicos para hacerlo". Oliver dice que después de la denuncia interpuesta,
el próximo paso es la localización de los cuerpos: "Estas personas son
personas, no son animales ni restos arqueológicos y siguen tirados en las
cunetas. Es una injusticia y es lamentable que esto pase en un Estado de
derecho".
Sociedad de obreros zapateros de Inca - LA JUSTICIA
CULTURA OBRERA nº 33
27 de marzo de 1920
Andreu Paris
CULTURA OBRERA nº 38
1 de mayo de 1920
Huelga de zapateros en Inca – Andreu Paris
CULTURA OBRERA nº 56
4
de septiembre de 1920