14 abril

Memoria Civil, núm. 15, Baleares, 13 abril 1986

Joan Monserrat i Parets

Llucmajor. Congrés de cooperatives presidit pels dirigents socialistes Llorenç Bisbal (assegut a l'esquerra) Alexandre Jaume, Bartomeu Sastre (batle de Llucmajor) i Joan Monserrat Parets, del qual reproduïm l'article d'aquesta pàgina pel pes que tenia dins el moviment obrer mallorquí.

14 de abril

Al disponernos a conmemorar el segundo aniversario de la República queremos dedicar el primer recuerdo, hondo y sentido, al que fue nuestro maestro: Pablo Iglesias. Recuerdo merecido porque la vida y fuerza al régimen republicano se la infunden las legiones obreras de España puestas de pie, organizadas y disciplinadas, por la palabra y la conducta de nuestro abuelo. Ha sido en el yunque de la Unión General de Trabajadores y del Partido Socialista donde se ha forjado la España republicana de hoy. En el albañil castizo y el del vino a todas horas y la mujer a ratos, que Dicenta llevara un día al teatro y que la Casa del Pueblo ha sabido elevar a la categoría de ministro, halla nuestra obra de educación proletaria su más simbólica y exacta expresión.

El estallido de unos barrenos, ha anunciado a toda España que los proyectos hidráulicos de Indalecio Prieto prendían en la realidad, y nuestros labriegos castellanos, por primera vez, ante la grandeza del hecho, abrían confiados su pecho a la esperanza de que aquellas tierras, tierras de dolor y de miseria, serían en un futuro próximo, pródigas en bienandanzas y alegrías.

Había de ser también uno de los nuestros, Fernando de los Ríos, quien, en un párrafo lleno de emoción defendiendo en el Parlamento el presupuesto de Instrucción pública, tradujera las primeras notas de La Internacional: !Arriba los pobres del mundo¡ arriba la cultura, arriba por un movimiento ascendente del alma que haga hombres, y hombres plenos, a los que hasta hoy fueron los pobres sin pan y los esclavos de la tierra,

Y es Largo Caballero, vilmente combatido por todos los impotentes e incapaces, quien con una obra meditada y serena ha ido llenando de contenido social el cuenco de nuestra República. Por obra del ministro de Trabajo se implanta en nuestro país el derecho social nuevo. El obrero, antaño únicamente sujeto de deberes dictados de forma unilateral por el capricho del amo y del patrono, afirma con la República su personalidad jurídica y halla en la ley el medio sosegado y tranquilo de hacer prevalecer sus derechos y fijar sus obligaciones. Todas las leyes sociales protectoras del obrero se robustecen con la del Contrato de trabajo que firma y rubrica nuestro camarada, y desde este momento el trabajador deja de ser una cosa, una mercancía, porque una República de trabajadores, haciendo honor a su nombre, ha traducido en normas jurídicas las aspiraciones tenazmente sostenidas a través de cuarenta años de lucha por nuestros cuadros sindicales y políticos.

El cumplimiento de la jornada y el descanso, la regulación del salario, los seguros sociales, las vacaciones retribuídas, la fijación de normas en los despidos, los Jurados Mixtos formulando bases de trabajo y restableciendo el derecho conculcado, las Delegaciones de Trabajo a cuyo amparo ha de comprobarse la eficacia de la legislación social, la Ley de Accidentes de Trabajo ampliada y mejorada, he aquí, obreros, la obra del enchufismo socialista, he aquí lo que deben los obreros a la colaboración de los ministros socialistas en la segunda República española.

Las derechas con su tradicional paternalismo, ya lo saben los obreros por haberlo experimentado en su carne y en su alma, las delicias del palo y tiente tieso. Es decir, el estrujamiento del trabajador, desposeído de todo derecho y entregado a una fementida caridad cristiana, hasta convertirlo a él y a sus hijos en carne de hospital y a sus hijas en carne de burdel para pasatiempo de señoritos vagos y señores libidinosos.

Y estas que se han dado en llamar extremas izquierdas ¿quieren enseñarnos cuál ha sido su obra antes, en y después de la República? Ineficacia, infecundidad. Una estela de dolores innecesarios y de sacrificios estériles. Y si algún día llega a descubrirse la clase de enchufismo que se esconde y encierra en esos maletines de pistolas y paquetes de explosivos traídos y llevados por todo el país como trofeos revolucionarios, quizás podamos convencernos que mucho de este extremismo de última hora es de los sujetos a arancel y presentación de factura.

Mas desemgáñense aquéllos y éstos, la clase trabajadora consciente, la que forma en las filas de la Unión Central de Trabajadores y del Partido Socialista, con noción clara y perfecta de lo que debe a la República, no permitirá que ésta sea malograda ni por los revolucionarismos epilépticos de unos ni por los delirios fascistas de los otros.

J. Monserrat i Parets

El Obrero Balear, 14 de abril de 1934