PUNT CRITIC

Obreros e intelectuales para un proyecto de progreso

Memoria Civil, núm. 15, Baleares, 13  abril 1986

Joan Oliver Araujo

Con la proclamación de la República los socialistas de Baleares adquirieron un cierto poder político que, si bien era bastante limitado, era inmensamente mayor que el que habían tenido hasta entonces. No obstante esta conquista y a pesar de sus reiterados ideales revolucionarios, lo cierto es que el Partido Socialista, perfectamente consciente de los límites de su fuerza, hizo gala de un espíritu pragmático, aceptando con criterio realista soluciones de compromiso, Las reivindicaciones socialistas de esta época estuvieron orientadas a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores (establecimiento de un salario digno que permitiera cubrir las necesidades personales y familiares, disminución de la jornada laboral, aumento de los días de descanso retribuidos, creación de escuelas, construcción de viviendas, obtención de servicios médicos y farmacéuticos gratuitos, creación de asilos y guarderías, mejoras de las condiciones higiénicas en los centros de trabajo, subsidio económico en caso de desempleo, etc. ) pero al mismo tiempo dichas propuestas no estuvieron exentas de algunas notas moralizadoras (campañas contra el alcoholismo, contra el bárbaro espectáculo de las corridas de toros, contra la falta de higiene personal y sus consecuencias, etc.).

En otro orden de cosas, deber señalarse que junto a destacados líderes obreristas como Ignasi Ferretjans, Rafael Rigo, Joan Montserrat o Jaume García, no faltaron en la Federación Socialista Balear intelectuales de indiscutible talla. Gabriel Alomar, Andreu Crespí o Alexandre Jaume son algunos de los socialistas mallorquines brillantemente unidos a las ciencias o a las letras. Desde su sobresaliente magisterio optaron por la defensa de los valores nacionales de nuestra comunidad y del progresismo político. Y en este punto tal vez sea conveniente insistir, corrigiendo lo que en alguna ocasión se ha afirmado erróneamente, que durante la Segunda República los intelectuales socialistas estaban totalmente convencidos de la importancia de las cuestiones autonómicas. En este sentido, Alexandre Jaume (fusilado en 1937 acusado de propagandista peligroso), no obstante escribir en castellano, era consciente de que la lengua, la sangre y la historia ligaban a los mallorquines con el Principat, y no tenía ningún inconveniente en denominarse catalán de Mallorca, En idéntico sentido, Andreu Crespí, que había presidido la Associació Catalana d'Estudiants y ocupado cargos de responsabilidad en la Associació per la Cultura de Mallorca, fue uno de los intelectuales mallorquines que -igual que Alomar- firmó la "Resposta" al "Manifest dels Catalans". En dicha "Resposta", entre otras cosas, se afirmaba la fidelitat a una pàtria natural que és, per damunt de tota política, la terra on és parlada la mateixa llengua nostra.

fideus/